17 de febrero de 2012

Comprometámonos con"el derecho a tener derechos" implícito en la defensa de la vida y rechacemos doblegarnos por acción del Estado represor


 Tinogasta: Nunca más
Por Norma Giarracca
"(...)En los últimos tiempos, las resistencias por los recursos naturales de poblaciones que se niegan a una economía comandada por las actividades extractivas nos mostró que en las provincias se habían formado "formaciones especiales" policiales entrenadas en la represión a los pobladores en resistencia. Sólo recordemos hace dos años la actuación del "grupo kuntur" en la represión de la población catamarqueña de Andalgalá, que nos estremeció como sociedad y muchas organizaciones sociales interpelaron a los poderes para saber qué eran y qué función cumplían esas nuevas formaciones que enfrentaban y reprimían a la sociedad civil. El viernes a la mañana asistimos asombrados a otro enfrentamiento de esta fuerza especial con la población de Tinogasta, que sufre desde hace años la presencia de la minera La Alumbrera. (...)
Las imágenes del viernes con el cuerpo especial, armas letales según el modo de utilización, nos retrotrajeron al trauma del Estado represor. Las fuerzas de seguridad nacional custodiando los camiones que cargaban insumos tóxicos de la minera, lastimando los cuerpos de hombres, mujeres, niños, nos avergonzaban como argentinos. La aplicación de la Ley Antiterrorista en la provincia aplicada a la protesta social comienza a delinear que a 10 años de la masacre de De la Rúa, el fantasma de la represión y judicialización a los viejos tiempos no democráticos, nos ronda como nación. Es evidente que los mensajes de la Presidenta traducidos por gobernadores de baja densidad democrática (sólo recordar la defensa de los Saadi que hizo la gobernadora Corpacci) pueden convertirse en dispositivos muy peligrosos para la convivencia social no violenta. La protesta es un derecho constitucional, y cuando existen colisiones de derechos los que se jerarquizan son los derechos humanos. Y como diría Anna Arendt, la reproducción de la vida es el derecho fundamental, el que habilita "el derecho a tener derechos". Y es la vida lo que defienden las poblaciones, no "los ambientalistas", sino las poblaciones concientes de que tienen derecho a decidir la reproducción material de la vida en sus territorios. El territorio es la vida aunque cueste comprenderlo desde las grandes ciudades. Como hemos repetido muchas veces en relación con la violencia del Estado: nunca Más.
Socióloga. Profesora Titular de Sociología Rural. Instituto Gino Germani-UBA


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