Vietnam: Una historia para recordar
Por: Luis Manuel Arce (PL)
Nota de la Redacción: Esta nota fue publicada por ARGENPRESS el 27/04/2005.
Este mes de abril se cumplen 30 años de la derrota militar, política y diplomática de Estados Unidos en Vietnam, una historia reciente iniciada en 1964 pero con profundas raíces que llegan a la época de la ocupación francesa de Indochina.
Un tercio de siglo no es suficiente para que el 'Síndrome de Vietnam' se haya borrado de la mente traumatizada del norteamericano, ni para que las grotescas e irritantes imágenes de lo que sucede en Irak, no se aprecien como una repetición de lo que ocurrió en aquellos arrozales.
Las páginas de esos dos libros se parecen mucho. Ver lo que sucede en Irak, para quienes tenemos el triste privilegio de haber compartido algunas horas con los vietnamitas en aquellos trágicos años, es como volver a vivir acontecimientos que entonces creímos irrepetibles por su grado de salvajismo.
No trataré de hacer muchas comparaciones, sino solamente recordar algunos hechos fijados con tinta indeleble en el alma y el cerebro.
En 1964 el presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Jhonson, organizó el fraude histórico del Golfo de Tonkín -el autoataque a una nave estadounidense- para ordenar la guerra aérea de destrucción contra Vietnam del Norte y la invasión militar a Vietnam del Sur, concretadas en febrero de 1965.
Estados Unidos llegó a volcar prácticamente toda su aviación táctica desplegada en Asia y la totalidad de la estratégica, contra el Norte de Vietnam, donde dejó caer en un escenario mil veces más reducido que Europa, una mayor cantidad de bombas que las que asolaron ese continente durante la Segunda Guerra Mundial.
Más de 150 mil soldados ocuparon el sur, entre ellos todas las unidades de élite de las fuerzas armadas, y desplegaron un poderío bélico y de recursos financieros descomunales que hubiera sido la envidia de Adolfo Hitler.
Un hito en esa agresión lo fue, sin lugar a dudas, la maquiavélica guerra meteorológica desarrollada por el entonces presidente Richard Nixon en el lado septentrional vietnamita, mientras en el sur se estrenaba la guerra especial con las tristemente famosas 'aldeas estratégicas', eufemismo con el que nombraban a los campos de concentración donde fueron asesinados tantos vietnamitas, como el crimen de Son My.
La guerra meteorológica consistió en bombardear los diques y represas en la época de lluvias con la intención de que las aguas desbordadas inundaran a Hanoi, Haiphong y otras ciudades superpobladas. Como parte de esa cruel estrategia, minó los puertos de Haiphong y Halong violando todas las normas internacionales al afectar a los buques de numerosos países surtos en esas aguas.
Sometió a la capital y la ciudad portuaria a un terrible bombardeo 24 horas consecutivas durante 12 días en las Pascuas de 1972 en los que usó virtualmente toda su flota de B-52, los entonces novedosos Phantom, F-4, F-5, F11 y F-11A, y amenazó a las autoridades norvietnamitas con lanzar contra la capital bombas atómicas tácticas si no se rendían.
Los crímenes fueron tan horribles y masivos como la carnicería cometida hoy con el pueblo iraquí. El NAPALM, el fósforo blanco y el agente naranja, cuyos efectos cancerígenos reconocidos son motivo de debate y denuncia internacional en estos días, se enseñorearon en la campiña y ciudades vietnamitas, sin que todavía haya una condena en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU a esos crímenes, ni arrepentimiento público del Gobierno estadounidense.
Visité junto con el ya fallecido doctor Ton That Thung, descubridor del agente naranja como causante del cáncer de hígado entre otros, numerosos lugares rociados con ese defoliante que un tercio de siglo después siguen envenenados, y conversamos con víctimas de los ataques bioquímicos perpetrados precisamente por quienes esgrimieron argumentos de esa naturaleza para justificar la ocupación de Irak.
La Casa Blanca sabe que tres millones de vietnamitas fueron afectados por el agente naranja entre 1962 y 1971, y millones sufren aún serios problemas de salud o nacieron con anomalías físicas.
En 1988, bajo presión del ex comandante de la Marina estadounidense en Vietnam almirante Elmo Zumwalt, el Pentágono admitió en un informe clasificado que esa sustancia estaba entre las causas de 28 enfermedades, entre ellas defectos congénitos y neurológicos, dolencias de la piel y numerosos tipos de cáncer.
El argumento de las autoridades militares de que desconocían los terribles efectos de la guerra química y bacteriológica con el uso de esos herbicidas y otros productos sobre los seres humanos, fue destruido por el científico militar James Clary, quien confesó en 1988 que sí los conocían.
'Cuando iniciamos el programa de herbicidas en los años sesenta, sabíamos el daño que podría causar la contaminación con la dioxina de esos productos', escribió Clary en una carta a un congresista que investigaba el agente naranja. 'Sin embargo, como el material iba a usarse contra el enemigo, el asunto no nos preocupaba', reveló de forma descarnada.
Recuerdo con mucha precisión y mayor dolor las escenas del precinto de Khom Thien y el hospital Bach Mai, en Hanoi, destruidos salvajemente por la aviación estratégica, y denunciamos con toda la energía que nos fue posible aquel increíble y despiadado genocidio cuyo único objetivo era causar muerte y luto en la población civil porque militarmente era un absurdo.
Como ahora con Irak, el gobierno de Estados Unidos miró por encima del hombro a las multitudes que protestaban y condenaban en todas partes del planeta el genocidio, y también como ahora lo es Bush con su agresión contra el pueblo iraquí, Nixon fue el presidente más repudiado y condenado por la humanidad por su genocidio en Vietnam.
Al igual que hoy se ha demostrado la farsa que constituyó el famoso argumento de las 'armas de destrucción masiva' en manos de Sadam Hussein, la historia se encargó de develar el engaño del Golfo de Tonkín. Los propósitos de las mentiras en ambos casos, y las consecuencias, han sido los mismos.
También, como en Irak, los invasores habían celebrado elecciones en Saigón, impusieron un régimen títere, trataron de conquistar aliados internacionales para justificar la agresión, americanizaron la guerra, después la vietnamizaron y al final fueron derrotados de la forma más humillante que recuerde la historia militar de Estados Unidos. Saigón fue bautizada Ciudad Ho Chi Minh en honor a su glorioso héroe.
Bush, que en aquellos tiempos era un jovenzuelo hijo de millonario que evadía el servicio militar, se emborrachaba con Jack Daniel´s, su whisky favorito, y fumaba sus pitillos de marihuana, parece que vivía entonces en otro mundo del que, también en apariencias, no ha salido todavía.
Fuente: http://www.argenpress.info/2012/04/vietnam-una-historia-para-recordar.html
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