29 de noviembre de 2012

Recordemos que Haití está ocupada militarmente por la MINUSTAH y su pueblo plantea su retiro a los pueblos y gobiernos latinoamericanos cuyas tropas predominan en esa imposición del orden imperial


Declaración de Puerto Príncipe
“Haití y América latina: 
un encuentro urgente y necesario”
Alainet

Encuentro de economistas y dirigentes sociales latinoamericanos denuncia la situación haitiana y requiere el retiro de las tropas de Naciones Unidas
El 8° Coloquio Internacional anual de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política (SEPLA), organizado conjuntamente con la PAPDA [1], la AHE [2], la UEH [3] y el CLACSO [4] fue llevado a cabo del 11 al 14 de noviembre de 2012 en la ciudad Puerto Príncipe bajo el lema “Haití y América latina: un encuentro urgente y necesario”.
El evento centró la atención en el largo silencio y cuarentena que ha venido sufriendo históricamente y sufre hoy el pueblo haitiano desde su gesta en el siglo XIX en contra de la esclavitud, a los momentos de separación, de divorcio, de malentendidos en el siglo XX y a la tragedia de la vergonzosa y dolorosa ocupación del suelo haitiano en la actualidad, ya en pleno siglo XXI, por fuerzas militares extranjeras bajo el paraguas de Naciones Unidas, la denominada MINUSTAH, con la presencia central de tropas de América Latina.
A lo largo de tres días una centena de economistas y representantes de movimientos populares de Argentina, Brasil, España, Haití, Perú y Uruguay debatieron los elementos clave de coyuntura mundial y regional, denunciando nuevas ofensivas del capital contra del trabajo, la privatización y reprimarización de las economías dependientes y el gigantesco apoyo a libro cerrado a entidades financieras y grupos de poder que son parte responsable de la crisis internacional.
El IX Coloquio Internacional anual de la SEPLA hizo un repaso de la tendencia creciente de resistencia popular, la construcción de nuevos sujetos históricos nutridos por el ciclo de las movilizaciones sociales y el soplo poderoso de las experiencias alternativas y de los combates por la soberanía alimenticia y energética, la defensa de la agricultura familiar, la reforma agraria, la consolidación de las conquistas feministas, las cooperativas socialistas, las experiencias comunitarias y autogestionadas, las empresas recuperadas por los trabajadores.
En un documento final, denominado Declaración de Haití”, se hace referencia a aspectos centrales de la situación haitiana como ser: “la aplicación de planes de ajuste estructural para la economía haitiana desde la década del 80 hasta hoy, destruyeron una gran parte del potencial productivo de su economía campesina, reforzaron la dependencia del sistema político llevándolo hasta una tutela de facto, pusieron en marcha un capitalismo raquítico dotado de un fuerte potencial destructivo e imponiendo una violencia permanente sobre las clases populares, sobreexplotadas, excluidas y marginalizadas”. Asimismo, se denuncia que “las transferencias masivas de ingresos hacia las clases dominantes explican la situación de pauperización afectando casi el 80% de la población. El terrible terremoto del 12 de enero del 2010 ha empeorado la crisis estructural destruyendo 120 % del PIB y ofreció un espacio favorable a nuevas ofensivas del capital transnacional acelerando la corrupción y las tendencias a una gangsterización de la economía gangrenada por el trafico de drogas y los mecanismos del lavado de dinero en un contexto dominado por la profundización de las reformas neoliberales que tratan de esconderse detrás de una masiva propaganda articulada alrededor del eslogan 'Haití es abierta a los negocios'.”
El manifiesto pone de relieve “el tratamiento inhumano dado a la epidemia de cólera introducida en Haití, según todos los informes de expertos, por las tropas de ONU, quienes, gastando más de 600 millones de dólares anualmente, no movilizaron fondos significativos para salvar más vidas y erradicar la epidemia” y saludó la memoria de las 7626 personas muertas desde octubre de 2011 por esta epidemia y las 607.000 personas afectadas por una enfermedad que no existía en este país. Expresó su pleno apoyo a las reivindicaciones presentadas por numerosos sectores de Haití exigiendo “justicia y reparaciones para las familias de las víctimas y una inversión inmediata del sistema de Naciones Unidas permitiendo asegurar un acceso adecuado al agua potable y a los servicios de saneamiento para el conjunto de la población haitiana”.
El pronunciamiento refiere explícitamente “la denuncia, el rechazo y la condena a la la ocupación por las tropas de la MINUSTAH” y pide a los pueblos y a los gobiernos latinoamericanos cambiar radicalmente sus políticas hacia Haití retirando sus tropas incluidas en las fuerzas de las Naciones Unidas e instaurando de forma urgente una nueva política con Haití que “priorice la cooperación económica, social, cultural, tecnológica y científica en una lógica de integración alternativa y complementaria” Por su parte, como ejemplo alternativo de respuestas activas y solidarias, pondera “la tenacidad de los movimientos y redes como Jubileo Sur América, Jubileo Sur Brasil, Conlutas, el MST de Brazil y Via Campesina y tantos otros que siempre mantuvieron la cuestión de la lucha contra la MINUSTAH en sus prioridades y lograron construir formas activas y fructíferas de solidaridad con el pueblo haitiano”.
La Declaración de Haití expresa la plena solidaridad con el pueblo haitiano en su bregar por “reconquistar la soberanía total y absoluta sobre su territorio, la búsqueda de la independencia económica y política de todo poder extranjero y el compromiso para desarrollar nuevos enlaces con los movimientos sociales”.
Para mayor información y el envío de adhesiones a la “Declaración de Haití” por parte de organizaciones y personas comunicarse con: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=159940

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