25 de marzo de 2013

I. Repudiamos, cada 24 de marzo, el genocidio planificado para imponer el neoliberalismo y lo hacemos con el compromiso militante de los 30.000 de conquistar un país sin opresión, sin explotación, sin injusticia, sin represión.


AGENCIA WALSH
Como cada año en todos los rincones del país hubo actos y marchas para repudiar el golpe genocida del 24 de marzo de 1976, pero también para denunciar los crímenes que el estado sigue cometiendo en nombre de la democracia. Como cada año la participación fue masiva. Como cada año se trató de acallar las voces de quienes rechazan este modelo. Como cada año se demostró que a pesar de la represión de ayer y hoy, la lucha sigue. Reproducimos el documento del Encuentro Memoria, verdad y Justicia.

Documento del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia
Primera parte

24 de marzo 2013

Compañeros y compañeras:

El 24 de marzo nos convoca año a año en esta Plaza para repudiar el golpe más brutal de nuestra historia. Estamos aquí, y en todas las plazas del país, reivindicando los sueños y la lucha de nuestros 30.000 compañeros y compañeras desaparecidas que dieron su vida por conquistar un país sin opresión, sin explotación, sin injusticia, sin represión.

Decimos presente en esta cita con la Memoria, la Verdad y la Justicia y con el compromiso militante de mirar el futuro con las banderas de la rebeldía que la dictadura no pudo acallar.

Estamos aquí, apoyando las crecientes luchas de los trabajadores y de nuestro pueblo en defensa de sus derechos y contra cualquier forma de represión y criminalización de la protesta. Decimos presente! A nuestros 30.000 compañeros detenidos desaparecidos y decimos también ¡presente¡ a todos los luchadores populares asesinados por la represión durante los gobiernos constitucionales

En esta cita histórica de nuestro pueblo, de cada 24 de marzo, repudiamos a la dictadura que, a costa de la sangre de nuestro pueblo, impuso la entrega y el endeudamiento, la explotación y el hambre.

Repudiamos la brutal represión, racional y planificada contra nuestro pueblo, que tiene un nombre preciso: genocidio. Genocidio que impuso la desaparición de hombres, mujeres, jóvenes , niños, como paradigma del terror y que tuvo como objetivo aniquilar el amplísimo movimiento obrero y popular que se proponía conseguir profundas transformaciones en la Argentina. Por esto se buscó destruir todas las formas de organización de los trabajadores y el pueblo: cuerpos de delegados, centros de estudiantes, organizaciones políticas, barriales, profesionales, las más diversas militancias.

Repudiamos los campos de concentración, la desaparición, el asesinato, la cárcel, el exilio, el secuestro, la tortura, el robo de niños, que impuso la más brutal dictadura que conoce nuestra historia.

Denunciamos también los crímenes contra el pueblo que comenzaron a ensayarse antes del golpe, en el Operativo Independencia de Tucumán y en el accionar de la Triple A y demás bandas fascistas en todo el país.

Estamos aquí para repudiar a los grupos del poder económico que planificaron y financiaron el golpe a favor de una política que los beneficiara a costa de la miseria sistemática para nuestro pueblo.


Denunciamos también a las patronales y dirigentes sindicales traidores que entregaron cuerpos de delegados, como en Ingenio Ledesma, Mercedes Benz, Ford; a la mayoría de la jerarquía de la Iglesia que los bendijo, a los jueces que los ampararon, a los políticos que los avalaron y a los grandes medios de comunicación que les lavaron la cara a todos ellos. Por todos y cada uno de los compañeros desaparecidos, por cada uno de los atropellos que sufrió nuestro pueblo: ¡ denunciamos y exigimos justicia!!

El camino iniciado con el heroísmo de las madres plantadas frente a la dictadura y la resistencia antidictatorial de nuestro pueblo, con las miles de solidaridades que la sostuvieron, tuvo su continuidad en estos casi 40 años de presencia en las calles en los que varias generaciones expresamos nuestra voluntad inquebrantable, de conseguir castigo a los genocidas.

La anulación de las infames leyes de impunidad de Alfonsín primero y el indulto menemista posterior, abrieron la posibilidad de juzgar a los genocidas. Este logro histórico de nuestra lucha no hubiera sido posible sin la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre del 2001.

Hoy, a casi 10 años, hemos logrado que se realicen juicios en diferentes lugares de nuestro país, con un resultado de 396 represores condenados y poco más de 1000 procesados. Este año han comenzado los juicios de la ESMA, en Buenos Aires; La Perla en Córdoba, y Arsenales y Jefatura de Inteligencia, en Tucumán. Entre los tres reúnen delitos contra 1500 víctimas y 150 acusados.

Sin embargo la impunidad de la dictadura de ninguna manera ha llegado a su fin.

Existieron más de 600 centros clandestinos durante la dictadura y no llegamos ni a 2 represores por campo condenados! Cada día de atraso en el juzgamiento de los crímenes cometidos por la dictadura es un día ganado por la impunidad biológica: 396 son los represores condenados y 320 los represores que murieron impunes antes de llegar a la justicia.

Hay más de 60 represores prófugos y casi la mitad de los genocidas imputados en todo el país gozan del beneficio de la prisión domiciliaria. Hace pocos días Martínez de Hoz, el ministro hacedor de la miseria planificada impuesta por la dictadura, que contaba con el beneficio del arresto domiciliario, murió en su lujoso departamento del edificio Kavanagh sin recibir condena.

Denunciamos que las causas siguen siendo en su inmensa mayoría fragmentadas, parcializadas, y funcionales a ocultar la magnitud del genocidio. A este ritmo serán necesarios por lo menos 50 años para terminar de juzgar a los represores que ya están procesados.

Denunciamos a los jueces cómplices de los genocidas que entorpecen y demoran las causas, y denunciamos al Poder Ejecutivo, que tuvo y tiene la posibilidad de impulsar las medidas necesarias para acelerar los juicios y no lo hace.

Por eso desde la anulación de las leyes de impunidad hemos luchado porque se realicen juicios contra todos los genocidas que actuaron en cada campo de concentración, y por todos los delitos que cometieron contra todos nuestros compañeros.

CARCEL COMÚN Y EFECTIVA A TODOS LOS GENOCIDAS

Exigimos la apertura de todos los archivos de la dictadura, con los nombres, las fotos y los legajos de todos los genocidas. Esos archivos que contienen la información sobre el destino de todos y cada uno de nuestros 30.000 compañeros y compañeras detenidos-desaparecidos y de sus hijos apropiados.

Luchamos por la identidad de los hijos de nuestros compañeros, secuestrados con ellos o nacidos en cautiverio y apropiados por los represores y sus cómplices. La política oficial no abre los archivos y sólo impulsa que quienes duden de sus orígenes, se hagan una prueba genética.

Los jóvenes que recuperaron su identidad hasta el momento son 108 y la cantidad de grupos de familia con muestra genética en poder del Banco Nacional de Datos Genéticos sólo son 246 y estas no alcanzan para la restitución de la identidad de las restantes 400 personas denunciadas y apropiadas como botín por la dictadura.

Por eso exigimos que se establezca rápidamente un mecanismo para que las muestras de todos los restos óseos sin identificar integren el Banco Nacional de Datos Genéticos y que todos los familiares de víctimas de desaparición forzada puedan integrar la base del Banco. De está manera aumentará la identificación de personas nacidas en cautiverio o secuestradas en sus primeros años de vida y que actualmente no pueden ser identificadas por no haber muestras genéticas de sus familias.

Exigimos la máxima transparencia en el manejo de los datos y que se impida su manipulación política por parte de organismos del Estado.

APERTURA y PUBLICACIÓN DE TODOS LOS ARCHIVOS DE LA DICTADURA.

RESTITUCIÓN DE LA IDENTIDAD DE LOS JOVENES APROPIADOS.


Desarmar la impunidad, construida prolijamente durante años, desarmar el aparato represivo de la dictadura, requiere de mucho más que discursos, requiere de una decisión política que el Gobierno no tiene.
Nuestros compañeros Julio López, secuestrado en el 2006 y Silvia Suppo, asesinada en el 2010 en Santa Fe, que testimoniaron y lucharon contra la impunidad de los genocidas son hoy símbolos que evidencian descarnadamente la continuidad del aparato represivo de la dictadura y la política de impunidad y olvido que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales quieren imponer sobre estos nuevos crímenes. Sus causas están plagadas de encubrimiento e impunidad. Exigimos también el esclarecimiento del asesinato de Mirta Raia en Tucumán.

Con todos estos años de lucha hemos derrotado la teoría de los dos demonios, logramos anular las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y reabrir las causas contra los genocidas.

En los juicios no solo buscamos la condena de los genocidas, sino también damos pasos en la construcción de una memoria y una historia desde las luchas e intereses populares. Por eso los Centros Clandestinos de Detención deben ser espacios de denuncia de los crímenes contra el pueblo y de construcción de memoria. Una memoria que recupere la historia, las luchas, las banderas y sueños por los que lucharon los 30000 compañeros detenidos desaparecidos: la de un país sin opresores ni oprimidos; sin explotadores ni explotados.

Nos oponemos a que los Centros clandestinos de detención se transformen en lugares de recreación. Por eso nos oponemos a que en la ESMA se realicen festivales, cursos de cocina, o que haya payasos o murgas.

Repudiamos el asado proselitista realizado en la ESMA por el Ministro Alak, el viceministro Álvarez y el secretario de derechos humanos Fresnedas. Esos "asaditos", con su siniestra significación ,asociada a tortura y muerte, son una ofensa a la memoria colectiva. Por eso repudiamos las declaraciones de la Presidenta, que afirma que "en la ESMA hubo asados y los seguirá habiendo".

Denunciamos el nuevo intento del gobierno nacional de banalizar el Casino de Oficiales de la ESMA, modificando el único lugar que queda realmente como Espacio de la Memoria, como relato de lo sucedido en las 17 manzanas que ocupaba ese Centro Clandestino. Cuesta creer que se proponga instalar una fuente de agua y realizar intervenciones arquitectónicas en el lugar donde se mantenía secuestrados y torturados a los compañeros.

El gobierno dice que donde hubo muerte debe haber alegría, porque este sería el proyecto de país por el que lucharon los 30000 detenidos desaparecidos. Les decimos que no es cierto, que nuestros 30000 detenidos desaparecidos lucharon para terminar con la desigualdad y la dominación y por construir un país solidario. Y que entonces la única alegría posible es continuar la lucha para hacer realidad sus sueños.
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