4 de junio de 2013

II. Recuperemos luchas programáticas e ideales de las izquierdas de los '60: la CGT de los Argentinos

CGTA: Un polo de unidad antidictatorial


Por Carlos Eichelbaum 

La CGT de los Argentinos (1968-1973), nacida del congreso normalizador "Amado Olmos" de la central obrera del 28 al 30 de marzo de 1968, surgió como una respuesta combativa a las variantes de adaptación al régimen generadas por las conducciones burocratizadas del sindicalismo peronista, nucleadas en las 62 Organizaciones con la hegemonía de la Unión Obrera MeMetalúrgica de Augusto Timoteo Vandor. Las consignas más clásicas de la CGTA traducen ese origen: "Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra", y "Unirse desde abajo y organizarse combatiendo". 

La actitud antiburocrática de la CGTA implicó por eso, también, un salto de precisión en el modo como los sectores más dinámicos y combativos de la clase trabajadora y el activismo peronistas fueron procesando el desarrollo de su experiencia desde esa identidad política. De manera más explícita en algunos de esos sectores, de forma más latente en otros, con la CGTA empezaron a asumir como un hecho el fin de la condición movimientista original del peronismo, su quiebre en varios peronismos distintos y antagónicos. 

Una manifiesta tendencia hacia posiciones clasistas fue el resultado de ese triple proceso de síntesis. Funcionó como efecto, pero también como causa de profundización, de la convergencia de esos sectores del activismo sindical y político del peronismo con expresiones de la izquierda marxista y de la militancia cristiana radicalizada.

El ya famoso programa del 1 de mayo de la CGT de los Argentinos, redactado por Rodolfo Walsh en la tradición de los documentos liminares de La Falda (1957) y Huerta Grande (1962) de las 62 Organizaciones pre-vandoristas, aparece como la traducción sistematizada de esa emergente concepción clasista. Es a partir de ese nuevo estadio de la conciencia de clase de los trabajadores peronistas desde donde el programa propone, con párrafos que parecen en muchos casos escritos para la Argentina menemista de los 90, caminos de unidad de acción para los empresarios nacionales, los pequeños y medianos empresarios, los profesionales, los estudiantes, los intelectuales, los artistas, los religiosos.

En sus tres o cuatro años de existencia efectiva, la CGTA intentó ser también en su práctica cotidiana ese ámbito de convergencia. Lo consiguió, de manera parcial, incompleta, a veces conflictiva, en el plano de la relación entre organizaciones sindicales y políticas del peronismo revolucionario, la izquierda y la Iglesia tercermundista. También en el del encuentro en la acción entre ese activismo y grupos de intelectuales, profesionales y artistas.

El semanario de CGTA se convirtió en un instrumento central de ese encuentro. Dirigido por el propio Walsh, con una redacción integrada por periodistas como Horacio Verbitsky o Rogelio García Lupo, la revista consiguió juntar un nivel de calidad profesional inusitado con una tarea también sin antecedentes de información sobre las formas y razones de las luchas populares para consumo de sus propios protagonistas. Llegó a tirar un millón de ejemplares y sus páginas sirvieron, por ejemplo, para editar por primera vez, dividida en varias notas, la investigación de Walsh sobre el asesinato del dirigente metalúrgico de Avellaneda Rosendo García, el "¿Quién mató a Rosendo?", el más profundo análisis del significado político, y de los métodos de acción. del vandorismo.

La CGTA fue también el escenario en el que se desarrollaron experiencias de militancia artística como las del pintor Ricardo Carpani, o las del Grupo Cine Liberación, que permitió la filmación -y el uso permanente como herramienta de formación y organización políticas- de la película "La hora de los hornos" de Fernando Solanas y Octavio Getino.

CGTA y Cordobazo
Con el liderazgo del dirigente gráfico Raimundo Ongaro, la CGTA había nucleado desde su nacimiento a varios de los cuadros sindicales y políticos que habían enfrentado con mayor dureza al nuevo régimen militar. Los dirigentes Ricardo De Luca, de obreros navales y del Movimiento Revolucionario Peronista; Julio Guillán, de los telefónicos; Lorenzo Pepe de la Unión Ferroviaria ; Amancio Pafundi, de los estatales;Jorge Di Pasquale, de los empleados de farmacia; Benito Romano, de los obreros azucareros, estaban entre los fundadores o en el consejo directivo.

El local de Paseo Colón de la Federación Gráfica Bonaerense, donde funcionó la CGTA, se convirtió rápidamente en escenario de permanentes reuniones de los grupos de la tendencia revolucionaria del peronismo --con dirigentes como Gustavo Rearte, Envar El Kadri o Raimundo Villaflor-- y de varias organizaciones de izquierda, que empezaron a coordinar sus acciones políticas con las de la propia central.
La huelga portuaria que había empezado algo antes del nacimiento de la CGTA, la de los petroleros de Ensenada en setiembre y octubre de 1968, las luchas de los trabajadores de los ingenios de Tucumán y las movilizaciones sociales en Tucumán y Rosario tuvieron a la central como instrumento de apoyo activo.

A través de la relación de su conducción nacional y de su filial cordobesa con Agustín Tosco, la CGTA participó del armado en el lugar y de principal estructura de apoyo nacional a las jornadas del Cordobazo, entre el 28 y el 30 de mayo de 1969. Y protagonizó sus ulterioridades más inmediatas, con la convocatoria al paro nacional para el 1 de julio de ese año, mientras la CGT Azopardo, que reunía a vandoristas y participacionistas, se echaba atrás ante las presiones del gobierno del general Juan Carlos Onganía y su ministro de Trabajo, Rubens San Sebastián. (…)

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