ANRed difunde el
siguiente comunicado:
A . P . E . M . I . A
.
AGRUPACIÓN POR EL
ESCLARECIMIENTO DE LA
MASACRE IMPUNE DE LA AMIA
apemia2002@yahoo.com.ar
Buenos Aires, 18 de
julio de 2013
Hoy, cuando se cumplen
19 años de la masacre impune de la AMIA, nos proponemos compartir con ustedes
algunas reflexiones sobre la situación actual de este tema.
Sin duda alguna, este
ha sido un año de decisiones importantes en relación a la causa AMIA. El
Estado argentino se propuso poner "punto final" a la persecución de
una conexión internacional que el propio gobierno de los Kirchner promovió
durante los últimos diez años.
Si tenemos en cuenta
que el Memorando firmado con Irán no termina por satisfacer ni siquiera a
aquellos que lo apoyan, podemos entender la confusión y hasta el desánimo
generalizados que afectan a los familiares y amigos de las víctimas y a toda la
ciudadanía que acompaña el reclamo de verdad y justicia en
este nuevo aniversario.
¿Y cómo podría ser de
otra manera? Después de diez años de articular todas las maniobras que presentó
como "avances" en la búsqueda de la verdad y la justicia, el gobierno
no puede mostrar ningún éxito. Fueron diez años de maniobras en los que primero
abandonaron la persecución de cualquier conexión local del atentado, y ahora,
tras el acuerdo firmado con Irán, se preparan para abandonar lo único que
armaron en este tiempo: la persecución de una supuesta conexión internacional,
sin haber mostrado prueba alguna. Por eso el gobierno prefiere no abrir la boca
en este nuevo aniversario.
El resultado final es
una "década ganada" para la impunidad de los asesinos y encubridores
de la masacre de la AMIA.
Durante esta década el
gobierno nacional prometió terminar con la "vergüenza nacional" de la
investigación del atentado, prometió juzgar a los responsables del
encubrimiento, prometió futuros juicios después del juicio oral fraudulento,
prometió una solución jurídica basada en los términos de la legislación
nacional y hasta prometió que la Argentina no iba a ser "una pieza de
ajedrez del tablero geopolítico de las grandes potencias". No cumplió con
nada. Y si durante esta década pudo sostener y renovar todas estas promesas
incumplidas, fue gracias al apoyo militante de AMIA y DAIA y de algunos
familiares de las víctimas, también artífices de la confusión reinante.
Los últimos dos
aportes para tanta confusión deliberada, lo constituyen el Memorando firmado
con Irán y el más reciente Dictamen del fiscal Nisman, defendidos por el
gobierno y las direcciones de DAIA y AMIA, respectivamente. Es necesario que
volvamos sobre ellos para analizarlos una vez más y poder explicar en qué se parecen,
en qué se diferencian y cómo se complementan para sostener el encubrimiento y
la impunidad vigentes.
En enero pasado, en el
debate sobre el Memorando, el gobierno reconoció que llevaba por lo menos dos
años negociando cómo terminar con el tema AMIA. Primero lo hizo en secreto bajo
el amparo y patrocinio de las principales potencias mundiales y, después, en el
marco de las Naciones Unidas, con el único objeto de lograr un acuerdo político
con Irán que, en nombre del esclarecimiento del atentado, fuera a superar lo
que la Presidenta calificó como la "farsa" de las políticas del
Estado nacional en los últimos años.
Como si fuera ajena a
esa farsa, la Presidenta nos impuso una Ley que no destrabó ninguna causa
judicial en trámite y que no presenta ninguna ventaja para conocer la verdad.
¿Por qué? Porque el
Memorando no obliga a las partes a nada. Las partes se pondrían de acuerdo en
designar a notables que evaluarán lo que se presente ante ellos y emitirán una
opinión que, sin duda, será vinculante "de hecho", si no "de
derecho", para ambos Estados. No es cierto que el acuerdo garantice el
derecho de debido proceso legal, como afirmó la Presidenta, ya que no se
designarán jueces, y aún discuten si habrá indagatorias. La Comisión de
notables no tiene facultades ni para investigar ni para juzgar pero,
curiosamente, tendrá acceso reservado a las pruebas y a la documentación que
las respalden.
En este punto, tanto
el gobierno de Cristina Kirchner como el fiscal Nisman están en un todo de
acuerdo: se empeñan en ocultar los archivos secretos a los familiares de las
víctimas mientras se los entregan en bandeja a un grupo de "notables"
que dirimirán, también en secreto, sus acuerdos y sus diferencias a miles de
kilómetros de distancia de donde pusieron la bomba.
De esta manera el
gobierno que por decreto, en nombre del Estado, se reconoció encubridor del
atentado a la AMIA (Decreto 812/2005), no sólo seguirá ocultando la
participación criminal del Estado argentino, sino que tampoco esclarecerá el
hipotético involucramiento del Estado iraní o el de sus funcionarios.
Para ambas cosas,
necesitan garantizar la continuidad de los secretos de Estado.
Por todo ésto, el
Memorando es el instrumento del gobierno de Cristina Kirchner para levantar la
acusación contra Irán después de diez años de haberlo incriminado.
El gobierno argentino
es consciente de los límites insalvables de esta ley para avanzar hacia la
verdad y el esclarecimiento. Pero cuando dice que si el acuerdo no resulta,
todo queda como está, miente una vez más.
No es cierto que todo
vaya a quedar como está, como sostienen Timerman y Burstein. Será peor. Porque
se la van a pasar años discutiendo la constitucionalidad o no de una ley que no
sirve para avanzar en nada ni para castigar a nadie, mientras el Estado renuncia
formalmente a su obligación de ejercer la persecución penal de los
responsables.
Mientras nos martillan
la conciencia con promesas de futuras reformas del aparato judicial sin sacar
ninguna conclusión de la impunidad de estos diez años, del fracaso de sus
intentos previos de reformas judiciales y de la actuación de los "jueces
probos" que designaron, van a garantizar una década más de impunidad.
Y a este resultado se
llegó después de haber puesto la
causa AMIA al servicio de los intereses de las grandes
potencias e Israel en Medio Oriente. Hasta ayer, el Estado argentino aportó la causa AMIA al servicio
de la guerra contra Irán y contra el "Eje del Mal". Y desde la firma
del Memorando, al servicio de una negociación que las mismas potencias tienen
con Irán para planificar los destinos políticos y económicos del planeta.
Hay que tener presente
que ni Estados Unidos ni Europa acusan al régimen iraní del atentado a la AMIA
a la hora de amenazar o de negociar con Teherán
Para completar el
cuadro actual, hay que decir que otro aporte a la confusión lo hizo el fiscal
Nisman con su dictamen.
El dictamen fue
exigido como un ultimátum por las direcciones de AMIA y DAIA que hicieron de
este informe el eje de su diferenciación política del gobierno, amenazándolo con
llevar adelante una batalla judicial (nacional e internacional) para trabar su
acción política.
Se mostraron
desilusionados cuando el acuerdo firmado con Irán no fue de su entera
satisfacción ni de la embajada israelí, pese a haber acompañado al gobierno en
la preparación del mismo.
El dictamen no se
destaca por ser un análisis jurídico. Para el fiscal, se trata de una
"resignificación" de sus valoraciones anteriores sobre Irán y de un
autoelogio por los trabajos realizados durante los últimos nueve años, donde
ratifica que todos los aspectos materiales e intelectuales del atentado están
resueltos con la única intención de mostrar que nunca hubo conexión local y que
no hay impunidad.
Sus 500 fojas son un
conjunto de inferencias y suposiciones forzadas, basadas en informes jurídicos
y de inteligencia del gobierno de Obama, que no demuestran nada que pudiera
tener alguna relación con la voladura de la AMIA.
Por otra parte, hay
dos temas para destacar. El primero es que Nisman reconoce la existencia de más
de 1700 carpetas con información recogida por la entonces Secretaría
de Inteligencia de Estado que hasta el día de hoy las mantiene en secreto. Este
es un dato para que tomen nota quienes todavía se atreven a afirmar que los
archivos están abiertos o en algún complejo proceso de desclasificación.
El segundo aspecto es
que, aunque no se lo haya propuesto, Nisman presenta a Irán de manera banal.
Pareciera que lo hubiese afectado el descubrir que el sentido mismo de
cualquier embajada es albergar servicios de inteligencia extranjeros en el país
huésped. Su presentación sobre el supuesto trabajo de servicios iraníes en la
región y en la Argentina sólo sirve para exculpar a los servicios
internacionales y argentinos en, al menos, el encubrimiento del atentado. Basta
con recordar que los principales servicios de inteligencia regionales e
internacionales estuvieron presentes en nuestro país inmediatamente después del
atentado. Ninguno de ellos acusó a Irán por la comisión del crimen. Pero lo que
es aún peor, todos ellos se cuidaron de formular alguna acusación sobre la
responsabilidad de los servicios de inteligencia locales, facilitando así el
ingreso de Argentina en su nueva condición de "aliado extra OTAN",
después de haberse cometido los atentados terroristas contra la Embajada de
Israel, la AMIA y la
Fábrica Militar de Río Tercero.
Una consideración
final: el fiscal tuvo un desafortunado sentido de la oportunidad. Presentó
su trabajo justo un par de semanas antes de que Snowden provocara un escándalo
internacional al denunciar la ilegalidad del espionaje norteamericano en todo
el mundo. Y a Nisman se le ocurrió fundamentar su dictamen y darle carácter de
"prueba jurídica", a esos informes de inteligencia que los espías de
la CIA, el FBI y la NSA hicieron en América Latina durante los últimos años!
A nivel local, en
estos días, tanto el acuerdo con Irán como el informe de Nisman han adquirido
una relevancia política impensada. Según informaciones de prensa, serían el
origen de las recientes disputas entre la SIDE y el gobierno nacional. Toda una
demostración de que siguen manipulando el tema AMIA y los archivos que aún
mantienen en secreto, al servicio de cualquier propósito ajeno al
esclarecimiento de la masacre y el castigo a los responsables.
Definitivamente, esta
fue una década perdida para conocer la verdad y para el castigo a los
culpables.
En este contexto, las
consignas convocantes de los actos de este 18 de julio están vaciadas de
contenido y, por ende, no colaboran para tratar de superar la confusión
impuesta por el gobierno y alimentada por la dirección judía y algunos
familiares de las víctimas.
AMIA y DAIA apelan al
marketing o a sus interpretaciones sobre materias de ética y moral, para decir
que "la herida sigue abierta". Ninguno de ellos denuncia que es la
impunidad de las políticas que ellos acompañaron y aún promueven, la que está
en el origen de las heridas, y que es eso lo que nos hiere. No confrontan con
las políticas del Estado; las complementan.
19 años después, es la
impunidad en la masacre de la AMIA la que sigue abierta y atraviesa a todo el
pueblo argentino. Porque es parte de la impunidad de hoy, como son los crímenes
políticos irresueltos de la desaparición de Jorge Julio López y el asesinato de
Silvia Suppo. Es parte de la impunidad de hoy, que ya se cobró las vidas de
tantos jóvenes luchadores, como Maxi miliano
Kosteki, Darío Santillán, Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra, entre otros. Es
parte de la impunidad de hoy, cuando los negocios y la corrupción matan en
Cromañón y en Once.
19 años tampoco
significan "19 atentados a la justicia", como propagandizó Memoria
Activa. Con las experiencias vividas por nuestro pueblo y lo que llevamos
dicho, todo el mundo sabe que es el Poder Judicial el que conspira contra la
justicia, contra la verdad y contra todos nosotros. Por eso hay impunidad.
El gobierno nos ha
colocado en una situación muy difícil. De mantenerse esta dirección, no sólo no
avanzaremos un paso sino que se puede consagrar otra década de impunidad en el
crimen de nuestros familiares y amigos en la AMIA.
Alimentando tanta
confusión, el gobierno de Kirchner pone en duda hasta la posibilidad misma de
que algún día se pueda satisfacer el reclamo de verdad y justicia.
Sin ofrecer una
propuesta diferente y superadora, estaremos incapacitados para producir hechos
diferentes.
Para alcanzar la
verdad y hacer justicia, tenemos que cambiar de rumbo. Tenemos que cambiar de
política.
Si de verdad se quiere
esclarecer el atentado y perseguir a todos los responsables, es indispensable
la apertura inmediata de los archivos secretos en poder del Estado, que siguen
cerrados como el mismo fiscal reconoció, pese a las mentiras oficiales que
dicen haberlos abierto.
La exigencia de
apertura de los archivos secretos y su entrega a una Comisión Investigadora
Independiente es un reclamo que apunta al corazón del aparato del Estado como
punto de partida para conocer toda la verdad de los crímenes políticos que el
mismo Estado comete y encubre.
Es indispensable
constituir una Comisión Investigadora Independiente, una Comisión que
investigue la verdad de las responsabilidades criminales y encubridoras del
Estado nacional y de sus socios internacionales.
Una Comisión
Investigadora Independiente del Estado, constituida por reconocidas figuras
nacionales e internacionales, con las más amplias representaciones políticas,
parlamentarias, sociales, académicas y de los organismos de derechos humanos.
Imaginamos una
Comisión que tenga acceso irrestricto a esos archivos secretos para su estudio,
como única salida para conocer la verdad e impulsar el juicio y castigo a todos
los culpables. Con sus aportes y resultados, podremos promover una acción penal
legítima para condenar a todos los culpables, desarmar el aparato criminal del
Estado, y no generar nuevas maniobras de encubrimiento.
Esta propuesta no es
improvisada. Se basa en las mejores tradiciones nacionales e internacionales.
Es el reclamo de las organizaciones de víctimas del Terrorismo de Estado, de
los organismos del Encuentro Memoria
Verdad y Justicia, de los familiares de las víctimas de la
masacre del Puente Pueyrredón, de los familiares de las víctimas de la masacre
de Río Tercero, que reclamamos desde hace años la apertura de los archivos
secretos de la dictadura, tanto como los del Servicio de Inteligencia del
Estado durante la
democracia. El reclamo adquiere hoy una nueva dimensión.
De que podamos
lograrlo colectivamente, depende que podamos avanzar, que hagamos y disfrutemos
de la Justicia, superando en la realidad lo que hoy es el reclamo generalizado
de "verdad y
justicia ". O que prolonguemos la letanía cual canción
que es, a la espera de que el tono y la letra del reclamo otros prometan
realizarlo en nuestro nombre.
Cuando empezamos a
transitar los 20 años de impunidad, los invitamos a todos ustedes a discutir
estas ideas, a hacer vuestros propios aportes para dar cumplimiento a nuestros
mejores anhelos compartidos: Verdad, Justicia y Castigo para todos los
culpables de la masacre impune de la AMIA.
No al "punto
final" en la masacre de la AMIA!
El
Estado Argentino es el responsable del encubrimiento y la impunidad!
Inmediata apertura de los
archivos secretos de la SIDE
y de todas las fuerzas de seguridad!
Por una Comisión
Investigadora Independiente
Justicia para las
víctimas de la masacre de la AMIA!
apemia.blogspot.com
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