Chevron
Repudio global al prófugo silencioso
Por Adolfo Pérez Esquivel (Rebelión)
El pasado 21 de mayo se realizó en más de cuarenta ciudades de
todo el mundo la jornada internacional de protestas Anti-Chevron, para
visibilizar mundialmente los desastrosos resultados de la operación de esa
petrolera, cuyos daños ambientales han impactado contra el derecho a la vida
digna de las personas y los pueblos. Si bien la contaminación de cerca de medio
millón de hectáreas y la afectación a la salud y formas de vida de más de 30
mil personas en la Amazonía ecuatoriana por la operación de Texaco -que en 2001
se fusionó con Chevron- es el caso paradigmático, el lamentable historial de
esta empresa recorre más de veinte países.
La protesta estaba convocada una semana antes
de la realización de la junta anual de accionistas de la petrolera, que este año
se trasladó desde su habitual sede en San Francisco, a Midland, una pequeña
ciudad en el desierto de Texas, a la que la mayoría de los afectados por la
empresa no puede acceder. Por este motivo, las distintas organizaciones de
víctimas de Chevron en el mundo decidieron convocar a una movilización desde
sus propios territorios, sumando así voces de denuncia desde lugares tan
lejanos como Nigeria, la ciudad de Richmond, en Estados Unidos y la Patagonia
argentina.
Después de una contundente jornada de concienciación
y denuncia de lo que significa Chevron, ¿cuál fue la respuesta de la empresa?
Lamentablemente, ninguna. En la junta de accionistas, realizada este miércoles,
no hubo lugar a las críticas que suma Chevron por todo el mundo. El único
orador de la jornada fue John Watson, presidente y director ejecutivo de la
petrolera, quien no hizo referencia ni a los afectados ni a los juicios
abiertos en contra de su empresa. A la junta no pudieron ingresar Robinson
Yumbo ni Humberto Piaguaje, dos hermanos indígenas ecuatorianos quienes se
acercaron hasta Texas para denunciar lo sucedido en su país. A pesar de que no
les dieron el derecho a hablar, pudieron acercar a los accionistas una carta,
en representación de los miles de afectados ecuatorianos, en la que los invitan
a visitarlos para que conozcan el daño causado por la petrolera. “Todos tenemos
nombres y apellidos. Existimos”, dicen en el documento.
La invisibilización de los impactos causados
por la propia petrolera es un capítulo tan indignante como la contaminación
misma. Chevron niega a las víctimas no sólo de Ecuador sino de todo el mundo,
no haciéndose cargo de los pasivos ambientales dejados en los países donde
operaron con malas prácticas. Desde la Academia Internacional
de Ciencias del Ambiente de Venecia, la cual copresido, hemos sostenido que los
delitos ambientales son crímenes en contra de la humanidad y que por lo tanto
la protección de la naturaleza es transfronteriza e implica la protección de
los derechos colectivos e individuales de las personas, en tanto integrantes de
este ecosistema que es nuestro planeta. Para ello es necesario dar un lugar
predominante a la Justicia Penal Internacional.
En la Argentina, la Corte Suprema de
Justicia desconoció la sentencia del máximo tribunal ecuatoriano contra Chevron
y levantó un embargo que existía sobre los activos de esa empresa, sentando
jurisprudencia en contra de los hermanos pueblos latinoamericanos. Así
posibilitó el ingreso de Chevron al territorio ancestral mapuche sobre la
formación hidrocarburífera Vaca Muerta, utilizando la cuestionada técnica del
fracking. Pero para hacerlo no solo tuvo que levantar el embargo el Poder
Judicial, sino que también el Ejecutivo dictó un decreto con normas específicas
exigidas por Chevron. Hace algunas semanas la Cámara Federal
estableció que se puede iniciar una investigación penal en contra de la presidenta Cristina
Fernández por la firma de ese decreto.
El historial contaminante y de nulas
respuestas de Chevron, así como el notable ejercicio de las víctimas de reunirse
y denunciar los impactos de la petrolera, deben servirnos como motor para
impedir que este tipo de prácticas sigan perpetuándose y continúen en la impunidad. Hoy los
crímenes de lesa humanidad ambientales causan más muertes que las guerras y
necesitamos una legislación internacional acorde a estas circunstancias.
Mientras, las víctimas seguirán organizándose por su cuenta y denunciando su
situación, como lo advierten los afectados del Ecuador en la carta a los
accionistas de Chevron: “Solamente necesitamos salir de nuestras casas para
tener el “combustible” que necesitamos para alimentar nuestro espíritu.
Seguiremos todo el tiempo que sea necesario, en todos los países donde existan
activos de Chevron, los perseguiremos”.
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz,
Presidente del Servicio Paz y Justicia.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=185626
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=185626
No hay comentarios:
Publicar un comentario