Crítica de la tesis de
la financiarización
diciembre de 2008
Por Rolando Astarita
(...) A modo de conclusión:
neoliberalismo,
interpretaciones alternativas
Lo desarrollado en este trabajo permite
comprender por
qué tampoco podemos coincidir con la caracterización del ascenso del
neoliberalismo como un asalto del sector financiero a los puestos de mando del
capital. Pensamos que lo que
se llamó la política neoliberal fue mucho más que eso. Fue el ascenso de la
reacción de toda la clase
capitalista, apoyada en amplios sectores de las clases medias, contra los
trabajadores y las capas populares más empobrecidas de los pueblos –por ejemplo
los campesinos pobres– para restablecer la rentabilidad y fortalecer las
posiciones del capital frente a los explotados. Los ataques a los derechos sindicales; las
políticas “de ajustes” que implicaban bajas de salarios; las legislaciones para
la flexibilización laboral; la caída de derechos laborales de larga data; la
caída o supresión de subvenciones a desocupados; el empobrecimiento de los
pensionados y jubilados; las ofensivas contra los inmigrantes, entre otras
medidas que se tomaron en prácticamente todo el mundo, beneficiaron a la burguesía de
conjunto.
También otras medidas que apuntaron a mejorar
las ganancias fueron apoyadas por toda la burguesía. Por
ejemplo las privatizaciones de empresas estatales, incluidas las de los
regímenes stalinistas, significaron someter de manera más plena a la ley del
valor a fuerzas productivas más amplias. En ellas participaron capitales
industriales y comerciales de todo tipo; no
encontramos elementos para decir que favorecieron sólo, ni principalmente, al
sector financiero. De la misma manera la ofensiva por reducir impuestos y
desfinanciar al “Estado keynesiano de bienestar” fue apoyada por toda la
burguesía, y fue llevada adelante en beneficio del capital de conjunto.
Como es sabido, la ofensiva
económica fue acompañada de la reacción política, cultural e ideológica, con
el liderazgo y apoyo del capital global. Las dictaduras militares
que asolaron a los países latinoamericanos en la década de los setenta y
ochenta fueron apoyadas por las burguesías de estos países, y no sólo por el
capital financiero. Lo mismo podemos decir del sustento que tuvieron Reagan en
Estados Unidos y Tatcher en Gran Bretaña. La reacción contra medidas
progresistas, que se habían logrado en las fases de ascenso de los movimientos
populares y reivindicativos, tuvo amplio consenso en las clases acomodadas y
medias. Por
ejemplo, la reacción contra la discriminación positiva, que favorecía a las
minorías raciales o sexuales. De la misma manera tuvo amplia aceptación la
consigna “que gane el mejor y el más fuerte”, los que tienen más oportunidades;
que lógicamente beneficia a los más ricos. Tampoco el rechazo a los movimientos
críticos, a las culturas contestatarias, y el resurgimiento de movimientos
xenófobos y racistas, así como la exaltación de los valores conservadores
burgueses. No pretendemos hacer aquí un recuento exhaustivo de todo lo
que significó la reacción neoliberal, sino señalar simplemente algunos de sus
rasgos salientes, con el objetivo de mostrar que se trató de algo mucho más profundo
que el mero asalto de las finanzas y la imposición de tipos de interés altos
durante algunos años, a principios de los ochenta.
El capital industrial o
comercial no fue “sojuzgado” por el capital financiero desde fines de la década
de los setenta. El trabajo, de conjunto, sí fue subsumido de
forma más completa al capital, sin distinciones de fracciones dentro de éste. Éste
ha sido el sentido más profundo del ascenso del neoliberalismo en los últimos
30 años. El neoliberalismo ha sido la expresión política e
ideológica de la orientación de fondo que ha tomado la clase capitalista a
nivel mundial. Orientación que responde a la división central de la sociedad
actual, la que se da entre el capital y el trabajo.
Bibliografía:
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