Caos climático, capitalismo y
geoingeniería
16 de octubre de 2018
"Por ello y coincidiendo con el informe
del IPCC, 110 organizaciones internacionales y nacionales y seis premios nobel
alternativos publicaron un Manifiesto contra la geoingeniería, en el que
grandes redes, como Amigos de la Tierra Internacional ,
Vía Campesina, Red Indígena Ambiental, Alianza de Justicia Climática y Marcha
Mundial de Mujeres, exigen un alto a la geoingeniería y a los experimentos
propuestos".
Se acaba de hacer público un nuevo
informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC,
referencia científica de Naciones Unidas en el tema) que alerta sobre la
necesidad urgente de cambios y reducciones drásticas de emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI) para detener el calentamiento global y que no
sobrepase 1.5º C respecto de niveles preindustriales. El informe es una
advertencia importante e insoslayable en cuanto a la gravedad del cambio
climático y las reducciones que son necesarias. Ya con el aumento de 1º C
sufrimos extremos climáticos devastadores en muchas regiones del mundo. Cada
décima de grado implica nuevos riesgos, amenazando de extinción ecosistemas
enteros.
El IPCC señala claramente las causas del
cambio climático a escala global: la emisión de GEI debido principalmente a que
energía, industria y agricultura industrial se basan en combustibles fósiles:
petróleo, gas y carbón.
Sin embargo, el informe falla en las
propuestas sobre los caminos a tomar, ya que no cuestiona el statu
quo económico ni la inequidad global sobre quienes han provocado y
deben hacer inmediatamente una fuerte reducción de emisiones. Por evitar
cuestionar los temas de fondo, incluye en sus propuestas tecnologías de alto
riesgo, como las de geoingeniería, que no son ninguna solución e incluso
podrían empeorar el desequilibrio climático.
Se evidencia así la relación entre la
geoingeniería y la preservación del capitalismo: para poder seguir con el
modelo de desarrollo y producción industrial que ha provocado
el desastre climático, se plantea usar tecnologías de alto riesgo para que
algunos puedan sobrevivir conservando sus privilegios, aunque implique toda una
serie de nuevas amenazas ambientales y sociales para millones de otras
personas.
Por ello y coincidiendo con el informe del
IPCC, 110 organizaciones internacionales y nacionales y seis premios nobel
alternativos publicaron un Manifiesto contra la geoingeniería, en el que
grandes redes, como Amigos de la Tierra Internacional ,
Vía Campesina, Red Indígena Ambiental, Alianza de Justicia Climática y Marcha
Mundial de Mujeres, exigen un alto a la geoingeniería y a los experimentos
propuestos, varios de ellos sobre territorios indígenas, tanto por los impactos
en la biodiversidad, las comunidades y pueblos, como por la desviación que
significa de la atención hacia soluciones verdaderas. (https://tinyurl.com/yakb6ghb)
Pese a que hay tecnologías de geoingeniería
contempladas en tres de los cuatro escenarios planteados por el IPCC, el panel
también reconoce en su primer escenario que es posible limitar la temperatura
sin usar esas tecnologías, que existen otras vías, como proteger y restaurar
ecosistemas naturales y realizar cambios en la agricultura y otros sectores,
que evitan emisiones y pueden absorber y retener los gases de efecto
invernadero. En ese escenario –el único justo– el IPCC plantea la necesidad
de reducir las emisiones de Co2 en 45 por ciento hasta 2030.
Esta cifra parece alta, pero hay que recordar
que solamente 10 países, con Estados Unidos a la cabeza, son los responsables
históricos de dos tercios de los gases emitidos y que actualmente 10 naciones
son responsables de más de 70 por ciento de las emisiones, entre las cuales se
mantienen Estados Unidos y las que integran la Unión Europea. Esos
10 países emiten dos veces más GEI que la totalidad de los otros 175.
Es una imagen clara de injusticia climática
global, pero es preciso agregar también la inequidad dentro de los países.
Según Kevin Anderson, experto en cambio climático de la Universidad de
Manchester, 50 por ciento de las emisiones de carbono provienen de las
actividades del 10 por ciento más rico de la población mundial, y si
consideramos el 70 por ciento de las emisiones son provocadas por solamente 20
por ciento de la
población. Anderson explica que si se estableciera un límite
a la huella de carbono (consumo y producción) de 10 por ciento de los
individuos que son los mayores emisores, para que ésta sea equivalente a la
huella de carbono de un ciudadano europeo medio (considerablemente alta para la
gran mayoría de países), las emisiones globales de carbono se reducirían en un
tercio en uno o dos años. (https://tinyurl.com/yalat5wg)
En lugar de analizar ese tipo de propuestas,
el IPCC plantea el concepto falto de lógica de emisiones negativas.
Significa que se pueden seguir emitiendo gases si se contrarrestan con
tecnologías de geoingeniería, entre las que incluye bioenergía con captura y
almacenamiento de carbono, captura directa de aire, cambio de la química de los
oceános y otras, aunque reconoce que no está probada su viabilidad económica,
técnica ni ecológica y que tendrían fuertes impactos negativos sobre la
biodiversidad y seguridad alimentaria, entre otros.
Varios factores, como el hecho de que el IPCC
tiene representantes de empresas petroleras entre los autores del informe,
explican esta enorme contradicción entre alertar sobre la realidad climática e
incluir propuestas que la empeorarán.
Las organizaciones que firman el Manifiesto
contra la geoingeniería seguirán en el camino de la resistencia y las
alternativas reales.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/Caos-climatico-capitalismo-y-geoingenieria
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