18 de diciembre de 2010

Adriana Calvo, Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos; Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y Justicia Ya!

La Agencia de Noticias Red Acción nos da a conocer:

1. Compañera Adriana Calvo, ¡hasta la victoria siempre!
En la tarde de ayer, domingo 12 de diciembre, falleció Adriana Calvo, actual presidenta y co-fundadora de la Asocación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD). Adriana será velada hasta hoy a las 15.45 en Pavón 4387, Ciudad de Buenos Aires. Gran luchadora, la recordamos con estas palabras de Luciana Bertoia.
2. Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos: Palabras para Adriana Calvo

TE DESPEDIMOS ADRIANA
“Quiero expresarles que conocimos a Adriana ante la necesidad de crear un organismo que nos representara en nuestra especificidad de ex detenidos-desaparecidos. Nosotros habíamos sido secuestrados porque teníamos una historia de lucha. Con nuestra reaparición recobramos, utilizamos, pusimos en movimiento esa misma vocación de luchar por una sociedad igualitaria que teníamos cuando nos desaparecieron.
Adriana tenía una enorme facultad que era ser constructora, constructora de poder popular a través de la construcción de las organizaciones. La Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos fue una de ellas. También fue constructora del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y Justicia Ya!


1. Adriana Calvo era militante y lo siguió siendo hasta sus últimos minutos. En febrero de 1977, fue secuestrada de su casa en Tolosa. Era militante gremial y estaba embarazada de la menor de sus hijos. Pasó meses por los campos de concentración del general Ramón Camps. En abril de ese año, empezó con trabajo de parto y los represores la subieron a un auto camino al Pozo de Banfield, un centro que oficiaba de maternidad clandestina. Tuvo a Teresa en el asiento de atrás de ese coche. Cuando llegó al campo ubicado en la calle Luis Vernet conoció otra de las caras del horror, una más de las tantas que había conocido durante su cautiverio en La Plata: El siniestro médico Jorge Bergés, que cortó el cordón que unía a madre e hija y a continuación obligó a Adriana a baldear el piso y limpiar la camilla. Allí se juró algo que persiguió cada uno de sus días: Si ella y su hija sobrevivían, no dejaría ni un solo día de denunciar a los torturadores. A fines de ese mes, las liberaron a las dos, juntas, y pudo volver a reunirse con sus otros dos hijos, Santiago y Martina.
En las mazmorras de la dictadura, vivió los más espantosos actos del ser humano y los más generosos. En ese mismo Pozo de Banfield, vio a sus compañeras de cautiverio, tan débiles, tan maltratadas como ella, hacer una muralla humana para impedir que las manos genocidas se llevaran a Teresa.
Y así lo contó. No dejó de decirlo ni una vez. El 16 de septiembre de 2006 volvió al Pozo de Banfield. Esta vez rodeada de compañeros y de banderas. Esta vez para recordar a esas compañeras que con sus brazos débiles construyeron una fortaleza para proteger a la hija de Adriana. Relató la historia y le agregó que estaba a punto de ser abuela, quien escribe lo escuchó. Se alegró porque estaba terminando el juicio al comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz, mano derecha de Camps. Dos días después de ese acto, secuestraron a Julio López, testigo y querellante en esa causa. Adriana volvió, junto a sus compañeros, a revivir el horror de la desaparición.
Marchó siempre para pedir justicia, para exigir condena, por Julio, por Silvia Suppo, por Carlos Fuentealba, por Darío y Maxi, por los pibes de Cromañón, por el fin de la impunidad de ayer y de hoy, por los 30 mil. Fue una de las fundadoras y las impulsoras de la Asociación de Ex Detenidos- Desaparecidos (AEDD), creada a fines de 1984. Fue el dedo acusador de los desaparecidos que no salieron de los campos de exterminio. Fue su voz en el juicio a las tres primeras juntas militares y en todos los que tuvo que serlo.
Sería imposible decir todo lo que fue, mejor dicho lo que es. Adriana es exponente de aquellos que dijeron algo bien claro: “Porque luchábamos nos desaparecieron; porque aparecimos seguimos luchando”. Lo cumplió. Le dio batalla a todas las injusticias, entre ellas a una enfermedad cruenta, que nunca logró doblegar su fuerza ni su compromiso.
Estamos despidiendo a una compañera, a una madre, a una abuela, a una amiga, a una incansable luchadora. En realidad, no la despedimos. Sabemos que estará llevando las banderas junto a nosotros. Sabemos que estará en las gargantas de los sobrevivientes que sean las voces de los que nunca volvieron. Sabemos que será el dedo acusador que exija justicia, que demande condena a los genocidas. Cada vez que nos desgarremos gritando que los 30 mil están presentes.
No te despedimos, simplemente te decimos: ¡Hasta la victoria siempre, querida Adriana!
Luciana Bertoia Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Blogs amigos