Argentina: Jáchal y el verso del progreso
19 de
septiembre de 2016
A 11 años de la llegada de la Barrick Gold a San
Juan, se cae el mito de la generación de más empleo. Apenas el 1% de los
habitantes trabaja en las mineras. El turismo no existe y los productores
dejaron de exportar.
El pueblo de San Juan
sufrió ya el quinto derrame de cianuro en las fuentes naturales de agua en
Jáchal, producto de la actividad minera en la zona. La multinacional Barrick Gold se sostiene
con la complicidad de los gobiernos y la Justicia, que ponen en juego la vida
de 20 mil personas. La Asamblea Jáchal
No Se Toca exige el cierre
definitivo de la mina
Veladero.
“Nos comimos el verso
de que la minería era progreso y de que iba a traer recursos económicos para el
pueblo. La gente realmente lo creyó pero hoy tenemos que replantearnos qué es
eso que nos prometieron. Cualquiera que visite Jáchal se dará cuenta de que el
progreso por acá no pasó en lo más mínimo.Tenemos un índice de desocupación
altísimo y menos del 1 por ciento trabaja en las mineras”, denuncia Marcela
Frontera, de la Asamblea Jáchal
no se toca.
Los asambleístas hace un año trabajan en la
concientización de la
problemática. Les costó que el pueblo tome real conciencia de
que con la promesa de trabajo y progreso le estaban entregando sus recursos
naturales a una multinacional. Lamentablemente, la realidad los golpeó una vez
más: cinco derrames de cianuro, gobiernos que no escuchan, desocupación
creciente y productores que dejaron de cultivar porque nadie quiere comprar
frutas de tierras y aguas contaminadas. “Ahora la gente tiene más conciencia.
Anoche tuvimos un déjà vu. Esa angustia, esa impotencia, ese pánico de no saber
qué hacer. Esto nos unió mucho”, dice Marcela.
“Hace 10 años se levantó un grupo de
jachaleros para que la minera no se instale. En aquel momento, para el resto de
la sociedad, era un grupo de locos que no tenían idea de qué hablaban. Fueron
muy resistidos por la población; después todos tomamos conciencia. El derrame
del que nos enteramos el año pasado fue como la crónica de una muerte anunciada
porque nos lo avisaron hace 10 años. De hecho nos enteramos de derrames
anteriores”.
A un año del derrame
que ocasionó un desastre ambiental sin precedente en el país por la actividad
minera, la asamblea y el pueblo jachalero exigen al ministro de Minería de la
provincia, Alberto Hensel; al ministro de Medioambiente de la Nación, Sergio
Bergman; y a las autoridades de Policía Minera de San Juan respuestas inmediatas.
“Habría que ver los
recibos de sueldo de la policía minera y del juez Pablo Oritja también porque
no sabemos a quién responden, al pueblo seguro no. La policía es obsecuente a
lo que dictaminen las autoridades de la provincia, y ambos responden a la Barrick Gold. Cuando
pasan estas cosas es imposible localizarlos, aparecen cuando hay conferencia de
prensa detrás del ministro o del gobernador. Saben muy bien que son los
primeros en caer en este domino de responsabilidades”, denuncia Marcela.
En Jáchal no hay cloacas ni asfaltos, el
hospital no cuenta con quirófano ni médicos especialistas, la policía no
garantiza la seguridad por falta de móviles y la iglesia local, declarada
monumento histórico, permanece cerrada hace seis años. “Acá el turismo no
existe, la producción tampoco. A los pocos productores que quedan les cuesta
vender sus productos. Los exportadores de tomate, cebolla y de membrillo hoy no
pueden ubicar sus productos porque afuera se sabe que donde hay mineras no hay
producciones sanas. Lo triste es que los que gobiernan también son jachaleros;
deberían estar del lado del pueblo pero el poder puede más para ellos”, se
lamenta la integrante de la Asamblea Jáchal no se toca.
El juez habla de “hechos
menores” a la hora de recordar el derrame de septiembre de 2015. En esta
oportunidad cree que una multa a la millonaria multinacional puede subsanar los
daños ocasionados. Los asambleístas agotaron todas las instancias, tanto
legales como judiciales y dependen de la voluntad de las autoridades políticas
para que se detenga a las mineras. “Cierre, mediación y prohibición inmediata”
es el pedido que hacen.
Hace 20 años que no
tenían nevadas tan intensas en la
zona. El deshielo puede generar nuevos derrames, debido a la
nieve acumulada en la
Cordillera. Y Marcela , junto a todo su pueblo, vive con la
angustia de no saber qué hacer: “Algunos tenemos la posibilidad de irnos.Y los
que no pueden, ¿qué hacen? ¿Y los que no queremos? Yo mantengo las esperanzas
porque tengo una hija, a mis familiares y amigos que viven acá. Amo este
pueblo. No quiero bajar los brazos. Sé que es difícil porque el poder económico
y el político están avasallando con todo, hay muchos intereses en esto”.
15 de septiembre de
2016
Fuente:http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Argentina_Jachal_y_el_verso_del_progreso
No hay comentarios:
Publicar un comentario