Represión modelo 2012
Desde 2010 en nuestro país se observa un
fenómeno de crecimiento de la conflictividad sindical que va de la mano con un
ascenso de la represión como respuesta. Hay una diversidad de posibilidades que
expresan las salidas represivas y presentan aristas políticas, judiciales,
policiales y parapoliciales que suelen ir de la mano.Por Jorge Duarte* para Marcha
Al repasar los números que expresan la conflictividad
sindical encontramos que el aumento entre 2010 y 2011 fue de un impactante 96%. Las cifras difundidas
por el Observatorio del Derecho Social de la CTA expresan que mientras que en
2010 se relevaron un total de 385 conflictos, en 2011 la cifra relevada llegó a un total de 754.
Esta tendencia en 2012 se mantiene y nos presenta diariamente un panorama
complejo que muestra protestas causadas por reclamos por salario, por
reconocimiento de derechos, por el fin de tercerizaciones, por condiciones
laborales, por situaciones de precarización, por despidos, por persecuciones a
activistas, etc.
El aumento de la conflictividad tiene causas
concretas de fondo. Al revisar estudios estructurales hallamos que en los últimos
dos años, según un trabajo realizado por la Revista “Apuntes para el Cambio” de FLACSO, se encuentra en caída la
participación de la masa salarial que reciben los trabajadores en el valor
agregado. Desde 2009 a
2011 se han perdido 2,8 puntos porcentuales, cayendo a valores por debajo de
los existentes en 2006. La estadística se combina con lo que el economista
Rolando Astarita define como un proceso en el que “el capital necesita bajar
los salarios para recuperar competitividad en el mercado mundial”. La
competitividad conseguida a costa de reducir salarios encuentra su némesis en
el crecimiento de los conflictos gremiales.
El cambio de perfil de un gobierno que hasta
hace unos años sostenía fervientemente que no reprimiría la protesta social, se
hace evidente al repasar los hechos sucedidos en los últimos meses. Sin ánimo
de hacer una revisión exhaustiva, sino más bien una muestra representativa,
podemos mencionar que se reprimieron protestas de trabajadores estatales en
Córdoba, Neuquén, Jujuy, Chaco y Chubut. Además se reprimieron protestas
encaradas por trabajadores tercerizados en la Ciudad de Buenos Aires
(Aerolíneas Argentinas, Molinos), Salta (ingenio El Tabacal) y Chubut (Cerro
Dragón). También se reprimieron protestas de Camioneros en Trelew, de
beneficiarios de planes Argentina Trabaja en Pacheco y la reciente a
trabajadores de la Cooperativa de Transporte Estrella del Norte en Salta. Estos
hechos, a los que se les podrían seguir sumando distintos episodios, demuestran
que las provincias y la nación optaron por la salida
represiva para encausar la protesta social ascendente.
Es muy importante contextualizar este avance
represivo a los trabajadores que se organizan. Mientras palos y balas de goma
abundan, avanzan los juicios al ex presidente Fernando De la Rúa por los
sobornos pagados para flexibilizar derechos laborales y a José Pedraza por el
asesinato de Mariano Ferreyra en una lucha por el fin de las tercerizaciones en
el Ferrocarril Roca. Ambos juicios, que de prosperar pueden ser ejemplificadores
por el entramado político sindical que atacan, no tienen correlación en las
políticas de gobierno y con el perfil represivo consolidado en 2012. Muchas de
las políticas de precarización del empleo que se impusieron en los noventa
siguen intactas y son las mismas que se aplican hoy para aplicar ajustes sobre
los trabajadores. Como ejemplo podemos destacar el caso de las tercerizaciones
laborales que siguen siendo una de las mayores causas de conflictividad
sindical que termina en duras represiones. Esas tercerizaciones, que se repiten
indiscriminadamente en el sector público y en el sector privado, no han sido
abordadas por la legislación de la década kirchnerista a pesar del proyecto
legislativo impulsados por el Diputado Facundo Moyano, integrante del propio
bloque del FPV.
La represión encarnada
por los aparatos represivos del Estado muestra sólo una parte del fenómeno.
Otra arista del tema, se encuentra en el recrudecimiento de las patotas
sindicales que funcionan como suerte de grupos parapoliciales y que se encargan
de aleccionar a aquellos que no responden a las direcciones gremiales
burocratizadas. Patotas de la UTA, del SUTNA, de la Unión Ferroviaria
y de la UOCRA en los últimos días se han hecho presentes para reprimir a
quienes expresan posiciones sindicales que no responden a los acuerdos entre
los gremios y las patronales. Las patotas, que buscan imponer el orden de la
dirección sindical, son un primer paso represivo que se complementa con los
despidos a quienes se organizan. Patotas y despidos consensuados con las
dirigencias gremiales expresan el nudo de los acuerdos entre gremios
burocratizados y patronales opresoras.
Es importante destacar
que los conflictos sindicales en muchas ocasiones no terminan simplemente en la
represión a quienes protestan, sino que tiene continuidad en un proceso
judicial. Actualmente detectamos más de 6 mil personas procesadas por
participar de distintas protestas sociales. Esta tendencia a la judicialización
de la protesta, encuentra un marco propicio de crecimiento para la
criminalización en la ley antiterrotista aprobada en diciembre de 2011. La pata judicial no es
menor y se hace una realidad concreta en la gran cantidad de trabajadores
procesados en los gremios combativos. Las sanciones judiciales a trabajadores,
se combinan con las sanciones del Ministerio de Trabajo a los gremios que
persisten en posturas combativas y terminan de conformar un sistema de
represión complejo. El Ministerio de Trabajo que en 24 horas puede imponer una
multa millonaria a un sindicato, no es capaz de sancionar a empresas que se
niegan a pagar salarios de convenio a sus trabajadores o los despide
discriminatoriamente. Sanciones expeditivas para trabajadores, omisiones para
empresas.
El aparato represivo del
Estado, las patotas sindicales, la criminalización de la protesta y las
sanciones del Ministerio de Trabajo es el combo al que se enfrentan los
trabajadores y sus organizaciones cuando salen a la calle en la búsqueda de
derechos y la defensa del salario. El 2012 consolida el aumento de la
conflictividad sindical y la respuesta está a la vista.
* Licenciado en Comunicación Social / Periodista
especializado en temas gremiales / Conductor de En Casa Hablamos FM Radio Sur
88.3 /http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/ @ludista
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article5399
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article5399
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