44 Aniversario de la CGT de los Argentinos
31 de marzo de 2012
Por
Leónidas Ceruti,
historiador.
En el
Congreso Normalizador de la CGT “Amado Olmos”, para los días 28, 29 y 30
de marzo de 1968, las distintas corrientes del movimiento obrero
chocaron entre sí. El Congreso se transformó en una verdadera batalla
contra la dictadura, contra el participacionismo y el colaboracionismo
de los burócratas. En él tuvieron cabida las aspiraciones de lucha de
los trabajadores, y su voluntad de impulsar la lucha antidictatorial.
(...)
La
CGT de los Argentinos: Nación para luchar
Algunas
de las resoluciones adoptadas por la CGTA, aquel 30 de marzo de 1968,
fueron:
a) Por
una CGT única, libre e independiente de sectores extraños a los
trabajadores, que no renuncie a su autodeterminación.
b) Por la
libertad de Eustaquio Tolosa y de quienes sufren injusta privación de
libertad, y para que se devuelvan a los representantes que habían
elegido los trabajadores las organizaciones intervenidas, restituyéndose
también las personerías canceladas o retiradas.
c) Para
que cesen los desalojos y el drama de las “villas de emergencia”, se
garanticen planes de tierra y vivienda, por la defensa de la educación
en todas sus etapas al acceso del pueblo, por la asistencia integral de
la salud para la familia argentina, por el respeto a dignas normas de
previsión social y a los derechos de los trabajadores.
d) Por la
defensa de las fuentes de trabajo, la plena ocupación, y que la
industria y el comercio nacional no sean liquidados al capital exterior,
cuyos organismos financieros anhelan mantenernos en el papel de países
productores de materias primas, precisamente cuando nos hallamos en los
umbrales de la era tecnológica.
e) Por la
derogación de la ley 17.224, y para que se discutan los Convenios de
Trabajo, reajustándose los salarios de acuerdo a la suba del costo de la
vida, y para el cese de la mal llamada racionalización administrativa.
f) Los
trabajadores argentinos apoyamos fervorosamente la normalización
institucional, con plena vigencia de las libertades y derechos
constitucionales, y para que las trasformaciones c cambios que requiere
una Argentina con real crecimiento y
desarrollo sean decididas
únicamente con la voz y el voto del pueblo argentino, respetándose su
soberana voluntad.
El
gobierno y los ex dirigentes de la CGT se pusieron de acuerdo para
desconocer la validez del congreso. En tanto que el primero se negaba a
que la dirección surgida del congreso tomase posesión del edificio y los
bienes de la CGT, la dirección que caduco citó al Comité Central
Confederal para el 5 de abril de 1968, y con la presencia de 93
delegados de 58 organizaciones resolvió "suspender a todos los gremios
participantes en el congreso de la calle Moreno" y convocar un nuevo
congreso de la CGT.
De tal modo, como hemos comentado quedaron
constituidas en los hechos dos centrales obreras: la oficialista, que
fue denominada "CGT de Azopardo" por mantener la sede central de
Azopardo 802 y la CGTA también llamada CGT de Paseo Colon, ya que fijo
su residencia en la sede de la Federación Gráfica Bonaerense, Paseo
Colón 731, que se denominó CGT de los Argentinos (CGTA).
La
dirección de la CGTA quedó integrada así: Secretario General, Raimundo
Ongaro (Gráfico); Secretario Adjunto, Amancio Pafundi (UPCN); Secretario
de Hacienda, Patricio Datarmine (Municipal); Prosecretario de Hacienda,,
Enrique Coronel (La Fraternidad); Secretario Gremial e Interior, Julio
Guillan (Telefónico); Prosecretario, Benito Romano (POTIA); Sec.de
Prensa, Cultura, Propaganda y Actas. Ricardo De Luca (Navales);
Secretario de Previsión Social, Antonio Scipione (Ferroviario); Vocales:
Pedro Avellaneda (ATE), Honorio Gutiérrez (UTA), Salvador Mangare (gas
del Estado), Enrique Bellido (Ceramista), Hipólito Ciocco (empleado
textil), Jacinto Padín (SOYEMEP), Eduardo Arrausi (viajantes), Alfredo
Lettis (Marina mercante), Manuel Veiga (edificios de renta), Floreal
Lencinas (Jaboneros), Antonio Márchese (calzado) y Félix Binettí
(Carbonero).
Todo el
conglomerado de fuerzas políticas, sindicales y estudiantiles que se
expresaron en la CGTA lo hicieron tras un programa antiimperialista,
antimonopolista y antioligárquico.
En abril,
un sector del Movimiento Obrero de Rosario y del Cordón Industrial,
lanzó una convocatoria titulada “Por una CGT... sin compromisos o
ataduras espurias”, donde se afirmaba: “Asumimos la responsabilidad que
el momento nos exige, UNIR en torno a esta Regional de la CGT, a todos
los que, sin compromisos o ataduras espurias, entendemos que a los
trabajadores se los arma de fe y de ansias de lucha, con posiciones
claras, que no dividen, sino que unifican y sirven para hacer surgir
dirigentes leales a las ideas e intereses del pueblo trabajador.”
Posteriormente, el 17 de ese mes, un plenario de 27 gremios, presidido
por Héctor Quagliaro, conformó la “CGT de los Argentinos Regional
Rosario”, que adhirió a la Central Obrera que lideraba Raimundo Ongaro,
aprobando lo resuelto en el Congreso Normalizador.
Previo a
la apertura de dicha asamblea, se leyeron entre otras las adhesiones del
Sindicato de Prensa, del reverendo padre Santiago MacGuirre, de la Unión
de Mujeres Argentinas, del Centro de Estudiantes de Ciencias Medicas,
Bioquímica, Farmacia y Ramas Menores, del Movimiento de Liberación
Nacional, Rama femenina del Justicialismo y Frente Estudiantil Nacional.
Luego,
Quagliaro, dado el clima de efervescencia entre los delegados obreros,
los invito a debatir el tema que los convocaba, que aprobaron la
conformación de la CGTA Regional Rosario. Los gremios que lo hicieron
fueron: Asociación Trabajadores del Estado (ATE), filial Rosario y
filial Borghi, Sindicato de Minería, Asociación Bancaria, Federación
Gráfica Rosarina, La Fraternidad, Sindicato del Seguro, Sindicato de
Jaboneros y Afines, Sindicato de Obreros ceramistas, Sindicato de
Viajantes, Luz y Fuerza, Gas del Estado. Unión Ferroviaria del
Ferrocarril Mitre, Belgrano de Puerto Rosario, de Santa Fe y Villa
Constitución, Sindicato Químico Papelero, Sindicato de Panaderos,
Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones (FOE
CYT) Sindicato de Marítimos, Industrias Químicas, Sindicato de Obreros
Mosaístas, Sindicato de Operadores Cinematográficos y Sindicato de
Obreros de Calzado.
El
Programa del 1º de Mayo de 1968
Los
principios económicos, sociales y políticos, de la CGTA, quedaron de
manifiesto cuando dieron a conocer el “Mensaje a los trabajadores y el
pueblo. Programa del 1º de Mayo de 1968”, que siguió el camino de otros
documentos del sindicalismo como el de La Falda (1957) y el de Huerta
Grande (1962). El que pasaría ha ser un documento histórico de la clase
obrera, fue ampliamente divulgado entre los sindicatos, activistas
gremiales y políticos, fue redactado por Rodolfo Walsh, mientras que
Ongaro le dio los últimos retoques.
El 1º de mayo de 1968, la CGTA presentó el programa en un acto encabezado por Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, en el Córdoba Sport Club. Una de las sorpresas del acto fue la presencia del ex-presidente Arturo Illia, que se abrazó con Ongaro y Tosco ante los aplausos de los concurrentes.
Entre los
principales párrafos del mismo encontramos los siguientes planteos
“Durante años nos han exigido sacrificios. Nos pidieron que aguantáramos
un invierno: hemos aguantado diez. Y cuando no hay injusticia que reste
cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que “participemos”. Les
decimos, ya hemos participado y no como ejecutores sino como víctimas.
(..) Agraviados en nuestra dignidad venimos a alzar viejas banderas de
lucha. (..) El aplastamiento de la clase obrera va acompañada de la
liquidación de la industria nacional, la entrega de todos los recursos,
la sumisión a los organismos financieros internacionales. (..) Este es
el verdadero rostro de la libre empresa, de la libre entrega, filosofía
oficial del régimen. Este poder de los monopolios que amenaza a las
empresas del Estado. Es el FMI el que fija el presupuesto del país. Es
el Banco Mundial el que planifica nuestras industrias claves, Es el
Banco Interamericano de Desarrollo el que indica en qué países podemos
comprar. La participación que se nos pide, además de la ruina de la
clase obrera, el consentimiento de la entrega. Y eso no estamos
dispuestos a darlo los trabajadores argentinos.”
“La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción. (..) La estructura capitalista del país, fundada en la absoluta propiedad privada de los medios de producción, no satisface sino que frustra las necesidades colectivas, no promueve sino que traba el desarrollo individual. De ella no puede nacer una sociedad justa ni cristiana. (...) Los trabajadores de nuestra patria, compenetrados del mensaje evangélico de que los bienes no son propiedad de los hombres sino que los hombres deben administrarlos para que satisfaga las necesidades comunes, proclamamos la necesidad de remover a fondo aquellas estructuras. Para ello retomamos pronunciamientos ya históricos de la clase obrera argentina, a saber: La propiedad sólo debe existir en función social.Los trabajadores, auténticos creadores del patrimonio nacional, tenemos derecho a intervenir no sólo en la producción sino en la administración de las empresas y la distribución de los bienes, Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación. El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados. Los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos. Los monopolios que arruinan nuestra industria y que durante largos años nos han estado despojando, deben ser expulsados sin compensación de ninguna especie. Sólo una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiere, puede efectivizar el postulado de que la tierra es de quien la trabaja, Los hijos de obreros tienen los mismos derechos a todos los niveles de educación que hoy gozan solamente los miembros de las clases privilegiada”.
La CGTA
aglutinó a distintos sectores que reflejaban el pensamiento de distintos
agrupamientos y de la base social obrera. Entre las distintas posiciones
se destacaron:
Direcciones sindicales ideológicamente social-cristianos, políticamente
vinculados al peronismo como el ongarismo en el movimiento obrero, la
UNE en el movimiento estudiantil, sacerdotes del Tercer Mundo, etc.
Direcciones sindicales, que eran expresión de sectores de raíz
ideológica nacionalista, que se enrolaban en el “peronismo duro” como
telefónicos, sanidad, etc.
Direcciones sindicales influenciadas por el radicalismo y los
socialistas democráticos, expresados en ferroviarios (Scipioni),
viajantes (Arrausi), etc.
Sectores sindicales que respondían a la política del Partido Comunista.
Grupos políticos con posiciones radicalizadas, que no escapaban a la
influencia del Partido Comunista Revolucionario (PCR), Partido
Revolucionario de los Trabajadores, ex Movimiento de Liberación
Nacional, etc.
Dicha central obrera fue el producto de un complejo conjunto de
circunstancias, pero reflejaba en esencia la conjugación de elementos
como fueron por un lado la presión social del proletariado que fue
adoptando posiciones antidictatoriales y la necesidad de expresarse en
una organización sindical para su lucha económica ante las medidas que
la dictadura tomaba.“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos
sin honra” y “Unirse desde abajo y organizarse combatiendo”, fueron las
consignas que encarnaron el espíritu que dio origen a dicha central.
En su
corta vida, fue además un espacio de encuentro “en la acción entre ese
activismo y grupos de intelectuales, profesionales y artistas”. El
semanario de CGTA se convirtió en un instrumento central de ese intento.
Dirigido por Rodolfo Walsh, y denominado simplemente “CGT”, editó 55
números entre mayo de 1968 y febrero de 1970. Llegó a editar un millón
de ejemplares y sus páginas sirvieron, por ejemplo, para publicar por
primera vez, dividida en varias notas, la investigación de Walsh sobre
el asesinato del dirigente metalúrgico de Avellaneda Rosendo García:
“¿Quién mató a Rosendo?”, un análisis del significado político, y de los
métodos de acción del vandorismo.
La CGTA
fue también el escenario en el que se desarrollaron experiencias de
militancia artística como los artistas plásticos que dieron lugar a
“Tucumán Arde”, las del pintor Ricardo Carpani, o las del Grupo Cine
Liberación.
Partiendo de la situación de crisis de la industria azucarera en Tucumán, del cierre de ingenios, de pobreza en aumento, de altísimos índices de mortalidad infantil, conviviendo junto a un grupo de familias “tradicionales” propietarias de grandes extensiones de tierras, de ingenios, que invertían sus enormes ganancias para consumos suntuarios o inversiones especulativas fuera de la provincia, un conjunto de artistas plásticos de Rosario y Buenos Aires entre ellos Roberto Jacoby, Pablo Suárez, Beatriz Balve de Buenos Aires y Juan P. Renzi y Rubén Naranjo de Rosario, viajan a la zona, para desarrollar un trabajo de documentación y registro de testimonios con la población (fotos, filmaciones, grabaciones, etc.) y se vinculan con obreros, estudiantes y sindicalistas ligados a la regional de la CGTA, al Sindicato de Trabajadores Azucareros (FOTIA), gremio docente, etc.Posteriormente, realizan dos muestras denominadas “Tucumán Arde”. En Rosario se llevo a cabo el 3 de noviembre de 1968, en el local de la CGTA, Córdoba al 2100, “al cruzar el pasillo de entrada a la sede sindical, el público se veía obligado a optar entre pisar los nombres de los dueños de los ingenios, o esquivarlos dificultosamente. En las paredes estaban pegados los afiches de la campaña callejera, recortes de periódicos que daban cuenta de lo decían los medios sobre la situación provincial, diagramas que ponían en evidencia las relaciones entre el poder económico y el poder político local, cartas de pobladores y maestras...Grandes carteles colgantes, pintados a mano sobre tela, con diversas consignas, entre las que predominaban “Visite Tucumán, Jardín de la Miseria, No a la tucumanización de nuestra patria o Tucumán, no hay solución sin liberación”, atravesaban el pasillo y el interior del hall central. (....) numerosos paneles sobre los que desplegaban fotografías ampliadas a tamaño mural que testimoniaban la situación de miseria que se vivía en la provincia”. Además se proyectaban cortos y audiovisuales elaborados con materiales recogidos durante el viaje, y se repartían folletos sobre la situación tucumana.
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