7 de agosto de 2009

EEUU lanza bomba nuclear sobre Hiroshima

«La rosa brindada», nos envía para compartir:
"La rosa de Hiroshima
El 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima, situada en Honshu, la isla principal del Japón, sufrió la devastación, hasta entonces desconocida, de un ataque nuclear. Ese día, cerca de las siete de la mañana, los japoneses detectaron la presencia de aeronaves estadunidenses dirigiéndose al sur del archipiélago; una hora más tarde, los radares de Hiroshima revelaron la cercanía de tres aviones enemigos. Las autoridades militares se tranquilizaron: tan pocos aviones no podrían llevar a cabo un ataque aéreo masivo. Como medida precautoria, las alarmas y radios de Hiroshima emitieron una señal de alerta para que la población se dirigiera a los refugios antiaéreos.
A las 8:15, el bombardero B-29, “Enola Gay”, al mando del piloto Paul W. Tibblets, lanzó sobre Hiroshima a little boy, nombre en clave de la bomba de uranio. Un ruido ensordecedor marcó el instante de la explosión, seguido de un resplandor que iluminó el cielo. En minutos, una columna de humo color gris-morado con un corazón de fuego (a una temperatura aproximada de 4000º C) se convirtió en un gigantesco “hongo atómico” de poco más de un kilómetro de altura. Uno de los tripulantes de “Enola Gay” describió la visión que tuvo de ese momento, acerca del lugar que acaban de bombardear: “parecía como si la lava cubriera toda la ciudad”.
Tokio, localizado a 700 kilómetros de distancia, perdió todo contacto con Hiroshima: hubo un silencio absoluto. El alto mando japonés envió una misión de reconocimiento para informar sobre lo acontecido. Después de tres horas de vuelo, los enviados no podían creer lo que veían: de Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra, rodeada de fuego y humo.
Intervención sonora de Adrián Gargiulo sobre la versión que Antunes hace de 'la rosa de hiroshima', poema de Vinicius de Moraes, con su traducción en mi voz...
Los niños que nunca crecerán
Poema dedicado a la cuota de dolor y de muerte, al cerco hostil al que el imperialismo mantiene sometidos a nuestros niños, bien fuera en Hiroshima, Palestina en Iraq o en “cualquier rincón oscuro del Planeta”

A los niños palestinos e iraquíes asesinados.
A los que, en Hiroshima y Nagasaki,
fueron convertidos en polvo nuclear.
A todos los niños que en el mundo,
son víctimas de la injusticia.
Porque tu padre nombra tu recuerdo:(...)

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