12 de agosto de 2010

Estado terrorista en Colombia para implantar agrocombustibles(I)

"La política del Gobierno colombiano en la promoción de agrocombustibles” por Paula Álvarez Roa (07-03-08)
El objetivo de convertir a Colombia en una potencia de agrocombustibles, la lidera el mismo Presidente Alvaro Uribe, quien ha enmarcado esta propuesta con argumentos como que el país tiene condiciones climáticas y de suelo propicias para ponerse a la par con Brasil en la producción de etanol y agrodiesel. Se ha llegado a plantear la intención de sembrar 3.5 millones de hectáreas en palma de aceite para agrodiesel y otro tanto igual en caña u otros géneros para producir etanol.
Lineamientos del BID
El Banco Interamericano de Desarrollo – BID-, promueve como “oportunidad transformadora” todo lo relacionado con los agrocombustibles, para ello ha destinado siete millones de dólares exclusivamente para estudios de viabilidad técnica de nuevos proyectos, más otros préstamos que el Banco otorga por diez mil millones de dólares para financiar iniciativas de este sector. Los agrocombustibles son presentados como una alternativa energética “verde”, y como un nicho de mercado, en el cual los países de esta región, tienen una supuesta ventaja comparativa respecto a los países industrializados.
Un reciente informe del BID [1] sobre las posibilidades de cada país suramericano, señala que Argentina, Colombia y Perú lideran la innovación en infraestructura para fomentar la industria de agrocombustibles, y plantea la necesidad de inversión del sector privado para desarrollarse. De igual forma el Banco ofrece una serie de servicios a Colombia, Costa Rica y El Salvador para que produzcan y exporten agrocombustibles. En Colombia, la Corporación Interamericana de Inversiones del Banco está considerando financiar una empresa de 20 millones de dólares para producir agrocombustibles a base en aceite de palma, la cual eventualmente produciría hasta 100 mil toneladas de combustible al año.
TLC y garantías
Por otra parte en el contexto internacional, con el Tratado de Libre Comercio de Colombia y Estados Unidos, se contempla que los agrocombustibles que se exporten no pagarán aranceles. Por ello en el país se han venido adelantando una serie de garantías para favorecer el negocio de la producción de agrocombustibles, se ha diseñado una legislación benévola, en aspectos como: el control de precios, la exención de los impuestos al consumo de etanol y agrodiesel, y en el de renta para los cultivos sembrados entre 2003 y 2013 de palma de aceite, caucho, cacao, y cítricos, en la declaración de zonas francas especiales, de igual forma la exención del IVA, tanto el agrocombustible como las importaciones de materias primas y maquinarias para su producción. (…)

Inversionistas e Infraestructura
Otro aspecto que vale la pena mencionar, es la llegada al país de inversionistas extranjeros como el J. P. Morgan Chase, uno de los bancos más grandes del mundo, quienes están interesados en proyectos de inversión en Vichada, la idea es que bajo el nombre de Marandúa Inc., la fundación Zeri realice un proyecto de similares características al de Gaviotas, que en siete años cubra 100.000 hectáreas y que en doce años haya duplicado los cultivos de agrocombustibles y plantaciones forestales. De igual forma la multinacional de alimentos norteamericana Cargill, ha invertido en estudios sobre la viabilidad de un gran proyecto, probablemente para la producción de aceite, en lo que ya tienen experiencia en vastas plantaciones en Malasia. Para esto el gobierno nacional ha destinado casi 50 mil millones de pesos para adecuar la navegación del río Meta, y otras inversiones por más de 82 mil millones para los próximos cuatro años que incluye la construcción de tres puertos- este proyecto está contemplado en la Iniciativa de Integración de infraestructura para Sur América IIRSA-.
Así mismo el Departamento Nacional de Planeación, ha enfatizado en mostrar: las nuevas plantas de procesamiento para los agrocombustibles, la construcción de poliductos, corredores viales de comercio exterior, la red fluvial, red férrea, sociedades portuarias que se quieren constituir. Con un avance ya en proyectos priorizados como el Corredor Vial Bogotá-Buenaventura, el Túnel de la línea, la concesión vial ruta del sol (comunica al centro del país con Santa Marta), la concesión vial Valle de Aburrá-Golfo de Urabá, concesión vial ruta Caribe, la concesión vial ruta de la montaña (este corredor unirá la trocal de occidente con la troncal del Magdalena), la concesión vial arterias del llano; así como nuevos desarrollos portuarios en Bahía Málaga, Tribugá, Turbo, Terlica SA en Santa Marta, y en cuanto a transporte fluvial río Magdalena y la navegabilidad del río Meta.
Finalmente el trabajo conjunto entre el gobierno, los gremios de los productores de agrocombustibles, e inversionistas privados, avanza en el país. En el discurso oficial se emite el mensaje de que Colombia “renacerá con los agrocombustibles”, que con estos se conseguirá y consolidará la política de seguridad democrática, que aliviará la pobreza, que erradicará los cultivos de uso ilícito y el narcotráfico, que se crearán nuevos empleos, que se regenerará el tejido social y el desarrollo sostenible del país en lo económico, social y cultural, además de que constituyen un aporte a la seguridad energética, a la recuperación de suelos, a la reconversión del aparato productivo rural, y de paso permitirán que el país cumpla con los objetivos del protocolo de Kyoto.
Lo que no se dice....
Pero lo que no se menciona en ningún discurso, ni se lee en ningún documento del Gobierno, son los enormes perjuicios que ocasionan, el desplazamiento de poblaciones enteras por este tipo de plantaciones, el hecho de que los agrocombustibles acaban con la economía campesina, ya que este tipo de industria expulsa al campesinado y configura una agricultura sin agricultores, sumado a la concentración y privatización de la tierra y fuentes de agua, la erosión de la biodiversidad, la destrucción de ecosistemas naturales y la violencia y militarización en función del control de los recursos naturales; además que afecta la soberanía alimentaria, puesto que se reemplaza la producción de alimentos, por agrocombustibles.
Por otra parte el cultivo de palma de aceite es de tardío rendimiento, por lo que el retorno de su inversión no se da antes de los cinco años de su siembra. Por esta característica resulta rentable en unidades de producción superiores a las 50 hectáreas. Por ello, este tipo de cultivos solo puede pertenecer a medianos y grandes propietarios.
En el informe de la CEPAL “Oportunidades y Riesgos del uso de la bioenergía alimentaria en América Latina y el Caribe” se reconoce que en el corto plazo habrá a nivel mundial una fuerte expansión de los agrocombustibles que: “pueden tener efectos, como cambios en la demanda, en las exportaciones, en la asignación de hectáreas para cultivos energéticos y altos precios de los cultivos, poniendo en riesgo el acceso alimenticio de los sectores más pobres”.
Por ello es que el problema de los agrocombustibles cobra cada vez más fuerza, pues corresponde a un proceso global, hegemónico y dialéctico que conduce a una crisis ecológica, al final de la soberanía alimentaria de los países, que ligado al uso de las semillas transgénicas, la imposición de los derechos de propiedad intelectual y la mercantilización de la naturaleza, da paso a una privatización absoluta de la vida y a un mayor grado de dependencia y de saqueo de nuestros territorios. Adicionalmente los meganegocios asociados, a mercados de sumideros de carbono, en donde los gobiernos otorgan permisos a enormes contaminadores industriales para que compren el derecho a contaminar entre ellos mismos y otros proyectos que fomentan que los países industrializados financien vertederos baratos de carbono, tales como, plantaciones a gran escala en los países del sur, como una forma de evitar la reducción de sus propias emisiones. * Paula Alvarez Roa es Politóloga e Investigadora del Grupo Semillas.
Fuente:www.ecoportal.net / 07-03-08



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