26 de junio de 2013

Recordemos: autoorganización en movimientos de trabajadores desocupados que cortaron rutas y accesos reclamando planes de empleo para generar distintos emprendimientos productivos y comunitarios.

Darío y Maxi: Parte de un continente de pie
FPDS Corriente Nacional
A lo largo de la década del ‘90 se produjo un avance del neoliberalismo en casi todos los países de América Latina. Las políticas de ajuste estructural dictadas por los organismos financieros internacionales – y que serían conocidas como el “consenso de Washington” – incluían, entre otras medidas, la reducción del gasto público, la privatización de las empresas del Estado, la desregulación de la actividad económica y la liberalización financiera. Estas políticas, que respondían a los intereses de los acreedores externos y de los grupos más concentrados de la economía, impactaron dramáticamente sobre la situación social, profundizando la desocupación, la pobreza y el hambre.

En la Argentina, estas políticas de ajuste fueron implementadas “sin anestesia” durante los años ’90, generando profundos cambios en la estructura económica y social. En un contexto en el que la desocupación estructural alcanzaba niveles cercanos al 20% y amplios sectores de la población se veían imposibilitados de acceder al mercado de trabajo, fue apareciendo, en la periferia de los grandes centros urbanos, un nuevo sujeto social que daría lugar a la emergencia del movimiento piquetero.

Al compás de estos cambios que se estaban dando en la estructura económica y social de nuestro país fue emergiendo una nueva militancia social que no se sentía representada por los partidos políticos tradicionales ni por las centrales sindicales existentes y tampoco por la izquierda partidaria. Poco a poco, esta nueva militancia social empezó a plantearse la construcción política a partir del trabajo territorial en los barrios periféricos, donde habitaba ese nuevo sujeto social que aparecía dotado de grandes potencialidades para transformar la sociedad.

En la segunda mitad de los ’90, las puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul, en Neuquén, y de Tartagal y General Mosconi, en Salta, marcaron un punto de inflexión. A partir de ese momento, aparecía un eje muy claro para articular la lucha contra el neoliberalismo (la demanda por trabajo) y una metodología de protesta que se revelaba efectiva: el corte de ruta. Al poco tiempo, en los barrios pobres del Gran Buen Aires, comenzaron a organizarse movimientos de trabajadores desocupados que comenzaron a cortar rutas y accesos reclamando planes de empleo a partir de los cuáles se generaban distintos emprendimientos productivos y comunitarios.

Algunos de los primeros Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD) que se organizaron en la zona sur del conurbano bonaerense fueron impulsados por militantes políticos y sociales que compartían una serie de rasgos novedosos para la época, entre los que se destacaban la preferencia por los métodos de acción directa; la recuperación de formas asamblearias de organización popular, la idea de que una sociedad justa e igualitaria solamente podría ser posible a partir de un “cambio social” y la convicción de que la sociedad del futuro debía comenzar a construirse “aquí y ahora”, a partir de la gestación de nuevas relaciones sociales, antagónicas a las que promueve la sociedad capitalista.

Uno de esos militantes fue Darío Santillán. Darío, que tenía tan sólo 21 años cuando cayó asesinado en el Puente Pueyrredón, había sido uno de los fundadores del MTD de Almirante Brown y más tarde se convirtió en uno de los referentes del MTD de Lanús. En la figura de Darío Santillán – y en la de Maximiliano Kosteki, que hacía pocas semanas se había sumado al MTD de Guernica – se simboliza toda una generación de jóvenes luchadores comprometidos con los intereses populares.
Darío Santillán fue uno de los tantos y tantas que, desde los márgenes y codo a codo con su pueblo, peleó por una sociedad más justa y solidaria. A once años de la Masacre de Avellaneda, su figura expresa los mejores valores de esa militancia política y social surgida al calor de las luchas contra el neoliberalismo. La misma militancia que hoy levanta sus banderas y redobla sus esfuerzos en el camino de una transformación revolucionaria de la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Blogs amigos