El estallido a priori y el estallido a
posteriori del progresismo:
Argentina 2001, Brasil 2013
15 de noviembre de 2014
15 de noviembre de 2014
Por María Isabel Ackerley (Rebelión)
“Es preciso destacar, además, que ese gobierno
instituido con el fin de hacer reinar la concordia debe entenderse como
instituido por una multitud libre y no el establecido por derecho de conquista
sobre una multitud vencida. En una multitud libre la esperanza ejerce más
influencia que el temor: en cambio en una multitud sometida por la fuerza el
gran móvil no es la esperanza sino el temor. De la primera se puede decir que
tiene el culto de la vida; de la segunda que busca solamente escapar de la
muerte”
Tratado político – Spinoza.
Tratado político – Spinoza.
El tercer milenio
nació y crece entre movilizaciones sociales que se desdoblan sin cesar a lo
largo del mundo, evidenciando la necesidad de un cambio de paradigmas. Internet
es la herramienta de comunicación que agiganta y hace visible a la multitud. Los
motivos de los estallidos sociales, a pesar de su multiplicidad y variedad,
convergen en el fraude del sistema político llamado democracia, que luego de
siglos de vigencia demuestra su dificultad como referencia gubernamental,
debido principalmente a la corrupción e ineficacia de los representantes de la población. En este
sentido, ¿son reales las confrontaciones en relación a oposiciones ideológicas
entre distintos partidos políticos, o son falsas diferencias?
Argentina, 19 y 20 de
diciembre de 20012
El estallido del 19 y
20 de diciembre del 2001 en Argentina fue sin el uso de DTCM (dispositivos
tecnológicos manuales y móviles, o Smartphone). Argentina se hizo portadora
masiva de esta tecnología pocos años después, utilizados por los protagonistas
de las manifestaciones que se organizaron en un abanico de micro
emprendimientos, fábricas recuperadas, cooperativas, asambleas. Los actores
sociales eran de diversas procedencias: trabajadores desocupados3,
amas de casa, maestros, profesionales, empleados.
El estallido fue
resultado por un lado del alto índice de desocupación de los trabajadores
debido a las privatizaciones de los ´90 y la corrupción del gobierno que
finalizó con el default y al corralito. El estado de
alienación del pueblo argentino llegó a un punto de tensión paradójico: todos
habían comprado el discurso de la Argentina en el Primer Mundo, donde un peso
era un dólar, sin percibir que se trataba de una ilusión dentro de la realidad,
similar a una burbuja financiera. La convertibilidad4 no fue sólo un plan económico, fue un
proyecto de país individualista, acompañado por la mayoría de la sociedad, que
renunció a tener moneda y, por lo tanto, a tener una política económica. La
convertibilidad endeudó los activos públicos, destruyó los sistemas de salud y
educación, dejando a los más débiles expuestos a su propia suerte, e hizo de la
fragmentación social y política una estrategia. Muchos creyeron que las
iniciativas individuales5 frente a la desaparición del aparato
industrial, servían para entrar en el paraíso globalizado. La corrupción del
poder, la decadencia de los servicios públicos (entonces privatizados) y la
indigencia de una gran parte de la población fueron negadas, del mismo modo que
habían sido olvidados los 30.000 desaparecidos de la última dictadura militar.
La destrucción del estado y de la sociedad tuvo como socio el miedo
disciplinador, herencia de la dictadura y de la hiperinflación, llevando a la
población a aceptar y a defender el orden y la estabilidad como valores
imprescindibles. En realidad, Argentina fue un laboratorio vivo de resistencias
en busca de re-existencias. Millones de familias expulsadas del mercado de trabajo,
excluidas del sistema, encontraron su salvación y subsistencia económica, en
principio, en el intercambio de productos y servicios en el “club del trueque”6,
en la recolección de basura los “cartoneros”, en la “toma de fábricas”
abandonadas o quebradas, organizándose en cooperativas como mecanismo de
recuperación del trabajo. Otros trabajadores desempleados, los “piqueteros”,
continuaron organizados para el corte de rutas como forma de contestación y de
protesta. “Piqueteros”, “ahorristas”, “caceroleros”, “asambleístas”,
“cartoneros”, miembros del “club del trueque”, trabajadores de las “fábricas
recuperadas” y muchas más manifestaciones y movimientos de reacción e intentos
de re-existencias, fueron las figuras nuevas en Argentina7,
frente a la crisis del sistema en todos sus aspectos.
A veces, parece que el
19 y 20 de diciembre no ocurrieron, y que las fisuras que dejaron en evidencia
la crisis del sistema se cerraron, no porque los problemas fueran resueltos,
sino porque la impotencia superó la imaginación.
Múltiples fueron las
interpretaciones un año después (2002): las que consideraron que nada sucedió
después del estallido; las que imaginaron una situación pre-revolucionaria
todavía vigente; o las que opinaban que un movimiento espontáneo sin dirección
ni representación política no podría producir cambios.
¿Qué ocurrió con aquel
“Que se vayan todos, Que no quede ni uno solo”? Algunos podrán decir que
nada, que continúan todos ahí todavía: el viejo régimen, que un año atrás apeló
a la represión sin piedad, matando más de treinta manifestantes, no dejó de
operar intentando acorralar los movimientos de protestas. La crisis, la fisura,
la grieta en el sistema dejó entrever lo suficiente para percibir que dicho
sistema era una farsa. Pero muchos argentinos prefieren olvidar aquella
pesadilla, continuar soñando y muchos no perciben nada, no por casualidad en
las elecciones de abril del 2003 los candidatos eran, en su mayoría, los mismos
que participaron a lo largo de décadas de la decadencia nacional.
Los movimientos
sociales continuaron, muchos de ellos profundizaron sus luchas, aunque sin haber
alcanzado la síntesis, atomizados en la fragmentación, o contaminados por
punteros políticos; en algunos de los casos afectados por la fuerza y la
dinámica de la crisis. Las
resistencias y los micro-acontecimientos todavía no habían conseguido
articularse en una estructura global fuerte. Incluso, la alianza inicial entre
las clases medias y los trabajadores desempleados (“piquetes y cacerolas, la
lucha es una sola”) se quebró un año después8.
En este sentido, la lucha de los “ahorristas” por la re-dolarización9 fue un paradigma de la pérdida de
brújula y la visión totalizadora, olvidando que por causa de la dolarización,
el país enfrentó la crisis más devastadora de su historia. Y dado que la
supuesta re-dolarización no apuntaba a exigir reparaciones a los responsables
de la debacle, acababa transfiriendo al Estado, es decir, al conjunto de la sociedad,
el precio de una medida que intentaba reparar la estafa de la confiscación de
los ahorros, en particular, acabó transfiriendo buena parte de los gastos al
conjunto de una sociedad donde seis de cada diez habitantes eran pobres o
indigentes (entre los cuales se encontraban los “piqueteros”).
Los clubs de trueque
desaparecieron aproximadamente dos años después, y los piqueteros (trabajadores
desempleados) se ubicaron en alguno de los métodos de reorganización laboral,
micro emprendimientos, con la ayuda de subvenciones del nuevo gobierno. Las
asambleas en general se diluyeron, otras permanecieron, y algunas retomaron o
iniciaron su congregación recientemente.
En el estallido
argentino del 19 y 20 dejó como saldo 39 muertos en todo el país, hubo múltiples
heridos producto de la violencia policial que no se contabilizó justamente por
no haber una red de comunicación que hiciera posible juntar datos precisos
on-line ni a posteriori. El 26 de junio de 2002, l os jóvenes Darío
Santillán y Maxi miliano Kosteki
-pertenecientes al Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Guernica y
de Lanús respectivamente- fueron fusilados por miembros de la Policía Bonaerense
en la estación
Avellaneda del ferrocarril, en la provincia de Buenos Aires.
Al hecho se lo conoce como Masacre de Avellaneda.
Sindicatos, partidos
políticos, grupos estructurados fueron irrelevantes, similar que en el
estallido brasilero.
Brasil, junio y julio
de 2013
Distinta es la
realidad en Brasil del 2013. En Brasil los DTCM fueron fundamentales para la
movilización, organización, y continuidad de las manifestaciones convocadas a
través de SMS y redes sociales. El surgimiento de MIE (medios
de información espontáneos) en las redes digitales10 no se detiene.
La primavera árabe y
la protesta de los indignados en España fueron acreditadas al poder de las
redes sociales en Internet y ese entendimiento pautó el debate sobre la
movilización social en Brasil. Bajo ese impacto se discutieron nuevas formas de
activismo y se promovieron las movilizaciones en 2011 contra el aumento de la
tarifa de ómnibus, contra la creación de una usina eléctrica en Belo Monte y
por la legalización de la marihuana. Finalmente , las protestas en Turquía,
iniciadas en la ciudad de Estambul el 28 de mayo de 2013, anclaron en Brasil.
El estallido del 2013 a partir de un reclamo
por un aumento del precio del pasaje de ómnibus en São Paulo (20 centavos)
suscitó una protesta que fue violentamente reprimida por la policía militar
(PM). A partir de esto Brasil presenció una movilización social en las calles y
un desdoblamiento de reclamos por derechos sin precedentes en el país que no
cesan de desdoblarse y multiplicarse. Multitudes que exigen la transformación
de los paradigmas establecidos, entre ellos, el de la democracia por una
“democracia real”. Millares de jóvenes ocuparon espacios públicos para
manifestar su desacuerdo y la desaprobación de las medidas tomadas por el
gobierno, en diferentes ciudades con consignas del tipo: Contra la corrupción,
contra la represión policial, pidiendo la CPI de los Gastos de la Copa11,
por los Derechos Sociales Básicos (Transporte, Educación y Salud), por menos
impuestos, contra los medios que
dijeron que las protestas eran violentas, contra la PEC 37, por Ficha Limpa. A
lo largo de los meses se fueron sumando causas y nuevas metodologías de
manifestación: ocupando escaleras, ocupando municipalidades, ocupando los
Shoppings centers (“rolezinhos”). Desde los balcones paulistas los carteles
gritaban “De las aguas que todo lo arrasan se dice que son violentas, pero no
se llaman violentas a las márgenes que las oprimen. Bertolt Brecht.”
“¿A Copa é para quem?”
preguntaban los manifestantes afuera de los estadios inaugurados, mientras la
policía militar dispersaba con balas de goma y gas lacrimógeno. También
comenzaron a ser visibles las balas de la PM brasilera en las favelas y en las
calles apuntando a pobres que la mayoría de las veces son negros. Esto sumó
otros protagonistas que han permanecido silenciados por mucho tiempo como las
madres de los asesinados por la PM, los sin techo, los “gari”, es decir la
población olvidada históricamente, jóvenes pertenecientes a las clases bajas
beneficiarias de los programas sociales implementados por los Gobiernos de Lula
y de Dilma que se chocan con una sociedad que no está dispuesta a cambiar ni a
aceptarlos.
Los actores sociales
también fueron los componentes de la “nueva clase media” producto del
crecimiento económico durante el gobierno de Lula y Dilma, estudiantes,
profesores, empleados que veían traslucir la problemática más allá de ganar un
buen salario. En la continuidad de las manifestaciones hasta la actualidad, se
fueron sumando los que continúan descontentos con los medios
de comunicación tradicionales y su complicidad con el poder económico
financiero, los que han detectado la farsa de los gobiernos y su corrupción.
Por eso la reacción espantada desde el estado. Como analiza Cocco, delante de
la multitud la izquierda del gobierno se asustó, y trató de estereotiparlos
como conservadores y golpistas. Otros hablaban de masas hipnotizadas y la Red Globo se atrevió a
denunciarlos como fascistas. (Cocco, AMANHÃ VAI SER MAIOR p.12).
Los motivos de los
estallidos
Diferentes motivos son
los que congregaron a la multitud. En Argentina del 2001, las políticas
económicas neoliberales que llevaron al desempleo, a bajar el nivel económico
de los trabajadores y a la confiscación de los ahorros de la clase media, en
definitiva las malas prácticas de la política. En Brasil ,
2013, con dos gobiernos “progresistas”, la subsistencia de bolsones de miseria
y pobreza, asesinatos y exclusión más el ahogo arquitectónico de ciudades
abarrotadas y embotelladas por la corrupción inmobiliaria produjo una toma de
conciencia con efecto dominó haciendo entender que sus derechos no son sólo el
consumo, sino también la educación, la salud, la vivienda, el transporte, la
vida.12
Podríamos decir que la
diferencia respecto al uso de DTCM es la continuidad organizada de la multitud. En Argentina
no imposibilitó la progresión del movimiento piquetero que creció y se
organizó, como también el Movimiento de las Fábricas Recuperadas y las
Cooperativas, movimientos que progresivamente fueron utilizando las redes
sociales13.
El estallido en Brasil
pudo permanecer en el tiempo hasta la fecha y pudimos ser testigos de los
acontecimientos gracias a las redes sociales. Incluso porque desde los medios de comunicación tradicionales, sean
argentinos o brasileros casi no relataron los hechos y/o los tergiversaron. Si
no hubieran estado en las redes sociales las noticias se hubieran omitido y hoy
no sabríamos que hay presos políticos, sin derechos en plena democracia, ni
sabríamos de los asesinatos con nombre y apellido, “O Brasil de Dilma e Lula
consegue a façanha de ter presos políticos e tudo isso não por defender sabe-se
lá qual projeto “nacional”…mas para a FIFA e os empreiteiros aumentarem os
lucros na Copa e Olimpíadas. E também para vender as reservas estratégicas de
petróleo aos chineses: são os mistérios do projeto
de nação e sua pomposa política de Estado. Essa mais
nova escalada repressiva nos mostra e confirma os graves limites políticos e
teóricos do formalismo jurídico que caracteriza muitos setores da esquerda –
moderados e até mais radicais. É a ilusão que a mudança passe pela Lei e pelas
políticas de Estado, que devem implementar o tal projeto de nação. Não há
nação, ainda menos um projeto. O que há, sim, é um Estado que tem a cara da
caveira de sua “tropa de elite”. Um Estado que faz vigorar, sobre os pobres, um
“vale tudo” ancorado no sistema jurídico-legal.”(G. Cocco. AMANHÃ VAI SER
MAIOR, pág.19).
Pero la discusión
sobre qué es izquierda no termina ahí, porque los paradigmas están en
movimiento como la propia multitud,
“Porém, em vez de
radicar-se nas forças vivas do presente e deixar-se transformar pela dinâmica
das ruas, a esquerda organizada preferiu fazer esquerdeología, para decretar,
de cima de sua estrutura enrijecida e pouco permeável, os vereditos do que
mereceria ou não seu “selo ISSO 9000”
de esquerdismo. Essa prefere revoltas sem revoltosos, insurreições sem ações
diretas, e revoluções feitas apenas de bons sentimentos; noutras palavras, não
querem que aconteça nada fora de seu estreito orbe de interpretação e ação,
nada que possa ameaça-los como representantes históricos de certo povo que, há
algum tempo, migrou para outras paisagens menos rarefeitas. Só conseguem
elogiar as revoluções e intifadas que leem nos livros, ou então em países
distantes, quase exóticas, quando estão comodamente protegidos de implicação
própria. A acusação de manipulação por “forças ocultas” apenas esconde o fato
de que, no fundo, eles é que gostariam de estar “por trás” da grossa agitação
nas ruas. Mas não estão. Seu persistente diagnóstico do fracasso dos levantes
expõe a crise de sua imaginação, inepta para deixar a zona de conforto onde
plantaram a própria identidade como esquerdistas.” (Bruno Cava: A CIDADE DA
PESTE E SEUS CARNAVAIS – AMANHA VAI SER MAIOR., p. 365).
En Argentina también
la feroz represión ayudó a finalizar las manifestaciones, y el nuevo gobierno
asumió el control de los reclamos. Los manifestantes se fueron organizando en
el campo laboral, y la clase media se organizó en judicializar su demanda por
el corralito.14
A propósito de la
izquierda, Giussepe Cocco, en un análisis y explicación sobre la Ley y el
derecho en occidente, y el uso de la fuerza por parte del gobierno sobre la
multitud escribió,
“Por acreditar na Lei
e no principio liberal (hobbesiano) do monopólio estatal do uso da força, a
“esquerda” é burra? Não se trata de burrice, mas da crise da própria noção de
esquerda. O que sobra, mesmo quando é de oposição, é um aparelho e o aparelho é
estruturalmente estatal. Só pensa a partir do Estado, ou seja, “não pensa” ou
–na melhor das hipóteses. “não pensa mais”.” (Cocco, AMANHÃ VAI SER MAIOR, p.
22).
Y si entonces hay una
obligación moral y un “coraje de la verdad” y una dimensión que potencia la
libertad en el hecho de desobedecer (Cocco, p 24), ¿Qué pensar de las leyes de
Obediencia Debida n.º 23.521, dictadas por el primer presidente elegido en
democracia en Argentina, Alfonsín en 1987, y luego los indultos del siguiente
presidente conocidas todas como las leyes de la impunidad? Leyes que
posteriormente entre 2003 y 2004 fueron llamadas y declaradas “insanablemente
nulas”, dando así lugar al encausamiento de los acusados de delitos aún no
prescriptos, lo que comprende todos los crímenes de lesa humanidad. Una
pregunta sería ¿por qué estos vaivenes sobre la justicia? ¿Qué sucede con la
justicia y el Tiempo, que es siempre el tiempo de uno mismo y el de todo, como
testigo de la injusticia de los juegos del poder (económico)?
Esa injusticia que
decapita siglos de esperanza en cada desaparecido, en cada muerto, en cada vida
desperdiciada por la miseria y la pobreza producida por gobiernos que se dicen
tales.
Trayectoria de
Movimientos Sociales en Brasil
Brasil cuenta con una
larga trayectoria de resistencias y movimientos sociales. Si nos remontamos en
el tiempo, los quilombos devenidos en las actuales “comunidades quilombolas”,
entraron en la agenda de las políticas públicas a partir de la Constitución Federal
de 1988 donde el Estado les otorgó los títulos de propiedad de las tierras que
venían ocupando. La resistencia que caracterizaba al quilombo era la autonomía,
siendo que lo define el movimiento de transición de la condición de esclavo a
la de campesino libre. Actualmente las comunidades quilombolas son agrupaciones
de campesinos con actividades propias del campo (http://www.cpisp.org.br/comunidades/html/i_oque.html).
Otro ejemplo de movimiento social es el MST (Movimiento de los Trabajadores
Rurales Sin Tierra,) que nació en el período de 1970-85 como consecuencia de
las relaciones socioeconómicas de ese período y el proceso de concentración de
grandes extensiones de tierras, latifundios, en propiedad de pocos grupos de la
sociedad, latifundistas. Esto dejó librados al azar a los pequeños propietarios
que se empobrecieron y buscaron la manera de articular un movimiento para
organizarse y luchar contra la concentración de la tierra y por la reforma
agraria. Casi simultáneamente nace el PT (Partido de los Trabajadores) desde el
sindicalismo espontaneo de operarios en São Paulo a fines de los años 70,
representando al socialismo como forma de organización social. Su líder
operario Luiz Inácio Lula da Silva, alcanzó la presidencia en el 2003. En el
2005 el partido tuvo un duro revés por el escándalo de las mensualidades,
corrupción en la que estaban involucrados varios miembros del partido. También
podemos resaltar la práctica de presupuesto participativo en Porto Alegre, capital
de Rio Grande do Sul, desde 1989. Esta práctica de consulta y diálogo entre la
comunidad y las autoridades quizá sean un punto de referencia clave para las
exigencias de las movilizaciones actuales. Y por último, pero no en último
lugar, recordar que Porto Alegre albergó al movimiento contra la globalización
en el Foro Social Mundial (FSM).
Argentina post 2001
Algunas medidas que el
nuevo gobierno (2003-) tomó estuvieron relacionadas a restablecer la justicia
en derechos humanos en relación a la última dictadura militar. También
implementó subsidios y planes (plan familia, plan vivienda, plan trabajar, plan
hijo, etc). Incorporó la Asignación Universal por Hijo15,
y la jubilación autónoma para empleados autónomos mediante Resolución 625/2006
ANSeS y la jubilación para amas de casa. Reinsertó científicos del extranjero,
mejorando su infraestructura edilicia, extendiendo también su alcance en el
territorio. La
controversial Resolución 125/200816,
fue un momento crítico hasta perder el gobierno ante los agroexportadores que
incluso quisieron trasladar las retenciones móviles a los pequeños propietarios
de tierras y trabajadores del campo. Restringió las importaciones para
fortalecer la industria nacional. Creó y vetó una ley de comunicación (2009) en
remplazo de la ley de la
dictadura. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
acarreó una puja entre el grupo Clarín y el gobierno, que finalizó diluyendo la
discusión en una reestructuración que finalmente no complicó a ninguna de las
dos partes, al menos hasta ahora. Recuperó la TV pública y ofrece Fútbol Para
Todos. Hechos de corrupción y un deterioro de la economía llevan otra vez a los
argentinos al borde del abismo. En 2011 comenzó el cepo al dólar, como
consecuencia se convivió con más de una cotización de esta moneda siendo la más
conocida el blue, y el
oficial.
¿Por qué una vez más
Argentina se encuentra al borde del abismo con tantas medidas apropiadas? Lo
incomprensible del fracaso del gobierno se podría entender por la corrupción
dentro del mismo y del tejido social que se ha deteriorado a lo largo de la historia. La suma de
malas políticas en los gobiernos democráticos alternados con el terrorismo de
estado en las dictaduras han compaginado un paisaje desolador, redundante, que
sumado al pesimismo, individualismo y soberbia conlleva un sin salida
desesperanzado y conformista que se visualiza en el nuevo (pero siempre el
mismo) quiebre de la economía y en la violencia cotidiana.
Brasil post 2013
Como refiere el
subtítulo del libro “AMANHÃ VAI SER MAIOR” el año no terminó. La Copa del Mundo
no sucedió, y el país se escindió más aún en las elecciones 2014, donde los
candidatos de la segunda vuelta enfatizan la pérdida de brújula de una sociedad
que se niega a reconocer las deudas sociales. Entre vacuos debates, sin
emociones y con una ardua campaña, ganó la candidata del partido gobernante,
Dilma, por escasa diferencia. Rio de Janeiro es el exponente de la paradoja
brasilera. Una ciudad en donde la clase media y alta no sube a un ómnibus ni
camina por las calles, circulan de garaje en garaje con vidrios polarizados, o
por helicóptero para evitar sufrir la realidad, una realidad que ellos
construyeron como Casa-Grande y Senzala.
Brasil se
encuentra en medio de una reacomodación político-social, se verá en el andar
qué nuevos caminos van surcando. Como refiere Pedro B. Mendes, “É por meio do amadurecimento
da multidão, através das numerosas reuniões, assembleias, discussões, do debate
público enfim, que essas questões tem se encarnado nas subjetividades.” (Pedro
B. Mendes, AMANHA VAI SER MAIOR, p. 358)
Otra democracia es
posible
En ambos países, y a
escala global, se escurren siglos de análisis, de teoría política, de ciencia,
de literatura, de filosofía, de arte, incluso podemos remitirnos a Heráclito
que escribió la sentencia “Indigencia, saciedad”, premonizando la atroz
desigualdad.
Ahora nos resta
repensar como hará la multitud, los indignados, para afirmarse ya no sólo en
las resistencias, sino en las re-existencias, es decir en cambiar no ya las
reglas del juego, sino el juego. Construyendo otras instituciones u otra forma
de organización política. Como explica Lucas Legume, miembro del Movimento
Passe Livre (MPL), movimiento que inicio las movilizaçiones en junio de 2013,
“A grande questão de junho é que foi uma via não institucional, que a gente
apostou e que a gente continua apostando.” (http://www.brasildefato.com.br/node/30116).
En este sentido, es
necesario pensar la transformación a nivel global, tomando en cuenta la
multitud en todas las regiones que se ha levantado en contra de la democracia
establecida y pidiendo “democracia real”.
"El presente del
pasado es la Memoria,
el presente del
presente es la Acción,
y el presente del
futuro es la Imaginación.
Si cruzáramos estos
tres elementos podemos hacer el futuro.
Porque el futuro no es
lo que va a ocurrir,
pero si lo que seamos
capaces de construir."
San Agustín, “Confesiones”. Libro XI.
Notas:
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