“Fui industrial durante muchos años…”. Los Grupos
Económicos Nacionales y el proceso de extranjerización del empresariado
argentino durante la década de los noventa
Por Alejandro Gaggero*
Papeles de
trabajo. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional
de General San Martín. ISSN: 1851-2577. Año 2, nº 3, Buenos Aires, junio de
2008.
Resumen
Durante
los años 90, las reformas macroeconómicas e institucionales implementadas en la
Argentina generaron transformaciones drásticas en el perfil del empresariado
nacional. Uno de los ejes centrales de este proceso fue el desembarco, a partir
de mediados de la década, de las grandes multinacionales y la masiva
transferencia de tradicionales empresas nacionales al capital extranjero. Este
trabajo se propone realizar un análisis sobre la extranjerización del poder
económico en la Argentina, indagando sobre sus principales causas. En segundo
lugar, busca plantear algunas preguntas sobre la relación entre la dimensión
microeconómica y política en torno a la decisión de los grandes capitalistas
locales de vender sus empresas.
Introducción
Durante
los años 90 la Argentina experimentó un intenso proceso de extranjerización de
su cúpula empresaria: mientras que a principios de la década aproximadamente la
mitad de las 500 firmas más grandes del país era de capital nacional, diez años
más tarde esa proporción se redujo a un tercio (Gráfico 1). Este fenómeno fue
especialmente intenso a partir de 1994, cuando las grandes multinacionales
comenzaron a desembarcar en el país, interesadas en penetrar en un mercado que
venía expandiéndose aceleradamente y que contaba con una legislación muy
favorable para las inversiones extranjeras. En un período relativamente corto
de tiempo, algunos de los más importantes empresarios argentinos, propietarios
de Grupos Económicos Nacionales (GEN de ahora en adelante), decidieron
replegarse, vendiendo sus empresas. El proceso de retirada de los GEN resulta
interesante por diversos factores. En primer lugar, estas organizaciones venían
incrementando su presencia en la economía argentina desde los años 60, y a
fines de los 80 constituían la fracción empresaria con mayor inserción
productiva e influencia política en el país. En segundo lugar, diversos trabajos
muestran cómo los grupos nacionales apoyaron las reformas estructurales y el
Plan de Convertibilidad llevado adelante por el ministro Domingo Cavallo no
sólo al inicio de los años 90, sino hasta muy avanzada la década, cuando el
modelo económico mostraba signos de debilidad. En los párrafos que siguen se
describirá el crecimiento de los GEN y su derrotero hasta llegar a la década de
los 90. A
continuación se analizará el proceso por el cual una parte de estos grupos
vendió sus empresas y, para finalizar, se plantearán algunas preguntas que
permitan indagar acerca de la relación entre estrategia empresarial y
estrategia política de estos actores a finales de los años 90.
1. Los Grupos Económicos
Nacionales (GEN) y su expansión desde los años 60
Existe un
acuerdo en que la característica que define a los grupos económicos es la
administración de varias empresas que se desempeñan en distintos sectores de
actividad. En un análisis clásico Leff (1979: 16) desataca que “el grupo es una
empresa de gran escala que invierte y produce en varias líneas de productos que
involucran integración vertical u otros tipos de complementariedades económicas
o tecnológicas”. En la Argentina, como en buena parte de los países
periféricos, el grupo económico fue la forma organizativa que adoptó el sector
más concentrado del empresariado nacional a partir de los años 60. Pueden
identificarse tres orígenes distintos para los GEN. La mayoría de ellos
comenzaron siendo pequeñas y medianas empresas instaladas por inmigrantes
europeos que se expandieron durante la primera fase de la Industrialización por
Sustitución de Importaciones (ISI), es decir entre los años 30 y 50. Ejemplos
de estos casos son Arcor (se inició como una panadería en 1951), Macri (pequeña
constructora), Bridas (comercio de ramos generales en el interior de Santa Fe),
entre otros. Un segundo conjunto, menos numeroso, tuvo su origen en la
diversificación productiva llevada a cabo por sectores relacionados con
familias terratenientes, como los grupos Fortabat, Ledesma y Corcemar. En
tercer lugar, pueden encontrarse casos de empresarios europeos, que luego de
migrar al país fundaron empresas de tamaño medio con capital acumulado
anteriormente: pueden citarse aquí el ejemplo de Bunge y Born. Durante la ISI,
los GEN mostraban un importante grado de diversificación, aunque prácticamente
todos tenían una muy fuerte presencia en el sector industrial. Una parte de
ellos nació íntimamente relacionada con el sector petrolero (Pérez Companc,
Bridas, Astra, entre otros), y el hito que marcó su expansión fue el intento de
apertura de actividad impulsado a inicios de los años 60 por el gobierno
desarrollista. Puede distinguirse otro conjunto de grupos, vinculado a la
producción de bienes finales, cuyo desempeño estuvo muy relacionado con los
niveles de protección a la producción nacional durante los años 40, 50 y 60. En
estos casos (Arcor, Acindar, Alpargatas son ejemplos importantes), la expansión
estuvo estimulada por el crecimiento del mercado interno y los altos niveles de
las barreras arancelarias.
Refiriéndose
al conjunto de los grupos, Bisang subraya que:
“no es apresurado afirmar que la acción estatal –directa
como productor o indirecta como diseñador/ejecutor de políticas– incidió
fuertemente sobre la conformación inicial de los conglomerados. (…) Las vías de
influencia fueron, casi con exclusividad, herramientas de política global y
recién hasta muy entrados los 70 algunas de corte sectorial y/o regional
(Bisang, 1994: 403)”.
La
intervención estatal ocupó un rol todavía más importante a partir de mediados
de los 60 y durante los 70 y 80. Existe una profusa
bibliografía que muestra que el Estado tuvo un rol destacadísimo en el
crecimiento que experimentaron estos actores durante esas tres décadas
(caracterizadas por una muy pobre performance macroeconómica), mediante los
siguientes mecanismos: regímenes
de promoción industrial , el rol del Estado como cliente y proveedor, la
liberalización del sistema financiero, estatización de la deuda externa privada
y privatización parcial de empresas públicas.
Según los
estudios disponibles el sector de los GEN fue el que experimentó el mayor
crecimiento entre principios de los 70 y fines de los 80. A diferencia de otros casos en el mundo, la expansión de los
grupos argentinos se dio en el marco de un mal desempeño macroeconómico
nacional. En este contexto los conglomerados argentinos pudieron crecer gracias
a la intervención estatal pero ésta –en la mayoría de los casos– no los
transformó en actores competitivos a nivel internacional. Con respecto a
este punto, cabe destacar que, si bien un reducido conjunto de ellos –ligados
sobre todo a la producción agroindustrial– exportaba una porción considerable
de su producción, la mayoría destinaba sus productos al mercado interno.
Es así como los grupos llegaron a los 90 luego de dos
décadas de fuerte expansión, que implicaron una notable diversificación de sus
actividades, pero también un incremento de su concentración en industrias
estratégicas para el país: automotriz (SOCMA y COFAL controlaban aproximadamente
el 75% de la producción de autos), cementera (Loma Negra y Corcemar controlaban
el 60% del mercado), papelera (Celulosa Argentina, Ledesma y Massuh explicaban
casi el 90% de la producción) y siderúrgica (Acindar controlaba el 90% de la
producción de aceros no planos), entre otras. Otro rasgo saliente es la
vinculación que los grupos nacionales cultivaron con el capital extranjero.
Incluso antes de la oleada de privatizaciones, puede constatarse la existencia
de emprendimientos mixtos de gran importancia: es el caso de las plantas de
Sevel , Pecom NEC, PASA, Pecom Agra, Milar, Philco, entre otras. En gran parte
de los casos, los socios extranjeros aportaban la tecnología y el know how,
mientras que los locales ofrecían su conocimiento del mercado y de las
instituciones argentinas. En lo que respecta a su forma de organización, la
mayoría de los GEN surgió y creció manteniendo la propiedad familiar y con una
cadena de mandos sumamente vertical en cuya cima se situaba el fundador o grupo
de fundadores: Jorge y Carlos Pérez Companc en Pérez Companc, Fulvio Pagani en
Arcor, Alejandro Bulgheroni en Bridas, Manuel Acevedo en Acindar, Manuel
Madanes en Aluar, Alfredo Fortabat en Loma Negra, etcétera. El paso al costado
de esta generación de dirigentes –que se dio mayormente a lo largo de los 80–
marcó un punto de inflexión y precipitó cambios relevantes a nivel
organizativo. Como se verá más adelante, entre fines de los 80 y principios de
los 90 buena parte de los grupos encaró procesos de reorganización empresaria
–muchas veces asesorados por consultoras internacionales–, aunque la propiedad
familiar siguió siendo una constante en casi todos los casos. No sólo eso, sino
que, a pesar de que comenzó a incorporarse gerencia profesional, la dirección
fue “heredada” por un pariente del fundador (generalmente un hijo). Por otro
lado, las firmas madres no funcionaban abiertas al ingreso de capitales
privados; sólo algunas empresas cotizaban en la bolsa, aunque los porcentajes
en manos de terceros por lo general no superaban el 30 por ciento.
Los grupos económicos poseían,
además de sus firmas industriales y financieras, importantes extensiones de
tierra. En algunos casos su explotación estaba relacionada con su
actividad industrial y en otros la explotación agropecuaria funcionaba como una
unidad de negocios totalmente independiente. Para 1988 podían identificarse a 6
conglomerados entre los grandes terratenientes (con más de 20 mil hectáreas) de
la Provincia de Buenos Aires (Bunge y Born, Loma Negra, Bemberg, Werthein y
Ledesma) que sumaban 413 mil hectáreas en la zona más fértil del país. Vale
destacar que este dato sólo es una muestra parcial de la importancia de los
grupos como propietarios rurales, ya que éstos poseían las mayores extensiones
en otras provincias (Basualdo, 1996: 81).15 2.
Los grupos económicos a
partir de los 90
Las
reformas económicas implementadas por la gestión de Carlos Menem impusieron
transformaciones estructurales en la economía argentina que afectaron
profundamente a los GEN. En el campo macroeconómico, la implementación de la
apertura comercial y el tipo de cambio fijo plantearon desafíos para
organizaciones empresarias principalmente mercado-internistas y que durante
décadas habían sido protegidas de la competencia externa a través de distintos
tipos de barreras arancelarias. Vale recordar que el gobierno aplicó una férrea
política de liberalización comercial, que hizo bajar el arancel promedio de 26%
en 1989 a
10% dos años más tarde. Las profundas transformaciones del Estado argentino
también generaron desafíos para estos actores. Una de las dos leyes que
establecieron el inicio del proceso de reestructuración, la ley de Emergencia
Económica, asestó un duro golpe a los beneficios descriptos en la sección
anterior, ya que suspendió por un plazo de 180 días –que sería renovado en
repetidas oportunidades– los regímenes de promoción industrial. Por otro lado,
durante los primeros años de la década se abrieron importantes oportunidades de
negocios para los grupos locales. En primer lugar, el amplio proceso de
privatizaciones les ofreció la posibilidad de transformarse en propietarios de
algunas de las firmas más rentables del país durante los 90. En segundo lugar,
la estabilidad macroeconómica trajo aparejada un incremento del consumo y del
producto que tendió a beneficiar al empresariado argentino. A diferencia de
otros programas de estabilización que se basaban en la contracción de la
demanda, el plan de convertibilidad combinaba elementos ortodoxos y heterodoxos
de manera tal de empujar a la economía –en una primera etapa– por un sendero
expansivo. Tal como mencionan Gerchunoff y Torre (1996), entre 1991 y 1994 el
PBI creció a una tasa anual de 7,7%, motorizado por una suba del 40% del
consumo. El auge de la demanda fue acompañado por muy buenos resultados en
materia de control inflacionario: la tasa de crecimiento de los precios
minoristas cayó del 84% en 1991,
a 18% en 1992, 7,4% en 1993 y 3,9% en 1994 (Gerchunoff y
Torre, 1996: 741).
2.1 En retirada: el proceso de
extranjerización del empresariado argentino
Si bien
durante los primeros años de la década los grupos se expandieron gracias a la
estabilización macroeconómica y el proceso de privatizaciones, durante la
segunda mitad el proceso se revirtió. La crisis final del modelo intensificó el
retroceso de los GEN al interior de la cúpula empresaria argentina. La
desaparición de sus empresas de entre las 200 de mayor facturación del país se
debió principalmente a la venta de una importante porción de sus subsidiarias
al capital extranjero: tal como muestra el Cuadro 2, de las 41 firmas que
desaparecieron de las 200 de mayor facturación, 24 fueron absorbidas por
transnacionales, mientras que sólo 10 lo hicieron por un descenso en las ventas.
(…)
Algunas preguntas sobre el
accionar político de los empresarios argentinos
La década
de los 90 y sus transformaciones macroeconómicas e institucionales implicaron
para el sector más concentrado del empresariado nacional un debilitamiento de
su presencia en la economía argentina y un notable avance del capital
extranjero en el país. Al analizar el comportamiento político de los grandes
empresarios nacionales, encontramos evidencias que cuestionan un elemento
muchas veces presente en los estudios sobre empresarios: la relación directa
entre “intereses materiales concientes” y “acción política”. Durante los
primeros años de la década, los propietarios de los GEN apoyaron el proceso de
reformas que desmantelaría elementos centrales del modelo macroeconómico a
partir del cual se habían expandido durante las décadas anteriores. Algunos
autores afirman que la participación de estos empresarios en el proceso de
privatizaciones fue el elemento central para explicar este comportamiento. Sin
embargo, cabe destacar que sólo una porción de los GEN participó de este
proceso. Por otra parte, incluso los que aprovecharon esta oportunidad fueron
fuertemente afectados posteriormente por los efectos negativos de las
transformaciones y el Modelo de Convertibilidad. Con este contexto, cabe
formular algunas preguntas para continuar la investigación: ¿Por qué los
grandes empresarios nacionales se mostraron entusiastas ante las reformas
estructurales a principios de la década?, ¿por qué apoyaron el modelo económico
hasta finales de la década, sin oponerse activamente al proceso de
extranjerización?, ¿de qué manera fueron evaluadas las posibles consecuencias
de la desregulación de la economía y la retirada del Estado?, ¿eran concientes
de las limitaciones que les imponía el Plan de Convertibilidad?, ¿los cambios
estructurales dificultaron la posibilidad de generar acciones colectivas? Para
responder estas preguntas resultará indispensable utilizar conceptos de la
sociología económica que nos permitan indagar de qué manera el enraizamiento
social27 de estos actores influyó en los diagnósticos que orientaron sus
posicionamientos políticos y económicos durante este período.
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* Sociólogo,
becario del Conicet, IDAES/ UNSAM. 2 Basualdo (1987), Basualdo (2006) y Ostiguy
(1990).
Fuente:
http://www.idaes.edu.ar/papelesdetrabajo/paginas/Documentos/03_Informe_investigaci%C3%B3n-Alejandro_Gaggero.pdf
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