2 de abril de 2014
El 2 de abril del año pasado un temporal azotó distintos puntos
de la Provincia de Buenos Aires. En La Plata, Berisso y Ensenada cayeron alrededor de Por ANRed La Plata.
Hace un año caía sobre
las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada el mayor temporal registrado en la
historia de la región, teniendo en cuenta la cantidad de milímetros de agua de
lluvia caídos de forma continua durante alrededor de 9 horas, computados entre
300 y 400.
El precario sistema
hídrico colapsó y casi la mitad de la región quedó inundada. Entre 50 centímetros y 2 metros de agua llegaron
a acumularse en las zonas afectadas, generando correntadas por las calles como
si fueran literalmente los cauces de un río. Según el último fallo judicial,
dictado por el Juez Luis Arias, fueron 89 las muertes producidas a causa del
temporal.
Los damnificados de
forma directa o indirecta fueron más de 300 mil, cuyas casas quedaron -en
distintos grados según la zona- destruidas. Toda la región quedó incomunicada
al dejar de funcionar las líneas de celulares, y un enorme porcentaje de los
barrios sin servicios de agua y electricidad, y con el sistema cloacal
totalmente colapsado.
La ciudad amaneció el
3 de abril totalmente arruinada, con cadáveres en la calle, autos apilados uno
arriba de otro, árboles y materiales de las viviendas dispersos por calles,
veredas y plazas. Miles de vecinos y vecinas perdieron todo: su casa,
pertenencias, recuerdos, todo había quedado sepultado por el agua.
Las dolorosas
historias de la noche del 2 de abril, la interminable angustia de quienes se
quedaron sin nada, fueron la postal del día después. La ausencia de un plan de contingencia
del Estado, y la nula presencia de instituciones del Gobierno sobre todo en las
primeras horas, también quedaron en evidencia, así como la respuesta inmediata
de las organizaciones sociales, vecinales, territoriales, políticas, culturales
y sindicales, que se pusieron al hombro las tareas más urgentes de asistencia y
apoyo.
Los avisos y las
políticas de Estado
Aunque se pudiera
pensar que semejante temporal podría justificar por sí mismo el desastre, para
eso habría omitir un conjunto de datos relevantes: la ciudad de La Plata se
había inundado de forma severa 4 veces en 8 años (2002, 2005, 2008 y 2010), una
de las cuales tuvo también una víctima fatal (la de 2008); además la Facultad
de Ingeniería de la Universidad de La Plata ya había desarrollado un estudio
que advertía que esto podía suceder y sugería la realización de inmediatas
obras hidráulicas.
Según describía el año
pasado una publicación del Colectivo Tinta Verde, “desde la Facultad de
Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
elaboraron un informe en que sostienen que una de las causas del desastre fue
la falta de obras de infraestructura, que en la última década no se concluyeron
o quedaron sólo en anuncios. Indican que ‘se construye sin planificación en una
ciudad bajo crecimiento poblacional, siguiendo lógicas de maximización de la
rentabilidad del suelo, expulsando a los pobres a localizarse en las áreas más
vulnerables y avanzando sobre cuencas y arroyos, espacios verdes y humedales,
alterando la regulación hídrica natural del territorio’”.
“En la misma línea,
desde el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la Facultad de
Ciencias Exactas de la UNLP, Alicia Ronco manifiesta: ‘La ciudad está tapizada
por cemento y baldosas, hay un porcentaje elevadísimo, yo diría que hasta más
del 50% de la superficie del casco urbano y los alrededores, que está tapizado
por cemento y eso no deja superficies absorbentes, entonces las calles se
transforman en aludes de agua’”, señalaba el informe.
Además, se afirmaba en
dicho trabajo: “En la misma línea, Gustavo
Desplats manifiesta que ‘La aprobación del COU (Código de Ordenamiento Urbano,
sancionado en 2010 e impulsado por el intendente Pablo Bruera), hizo que en los
últimos dos años se construyeran en el centro histórico de la plata, dos
millones de metros cuadrados de construcciones, una cantidad absolutamente
desmedida, que además va expulsando a la gente de menos recursos a las zonas
que son inundables’”.
Brillar por la
ausencia
Si antes de las
inundaciones las políticas de Estado en cuanto a infraestructura fueron
sumamente cuestionables, durante las mismas y después del desastre, lo fueron
aún más. El Colegio de Trabajadore/as Sociales bonaerense desarrolló un
relevamiento socio-sanitario conjuntamente con las asambleas de vecinos de los
distintos barrios afectados, que abarcó 3.256 viviendas, lo que estimativamente
representaba a más de 12 mil vecinos y vecinas de 27 barrios distintos.
Según el informe
presentado, y en palabras de la presidenta de la institución, Valeria Redondi: “El 30% de las viviendas ya había
sufrido inundaciones en distintas fechas entre el 2008 y 2013. Por ejemplo en
el 2008 en Villa Elisa fundamentalmente, donde también hubo pérdidas humanas.
El 27% entre el 2007 y el 2002. Entre 1993 y el 2001 el 17%. Esto marca, como
ya sabíamos y lo estamos confirmando, que tras las inundaciones anteriores no
se hicieron las distintas obras necesarias ni se tomaron previsiones".
"Otro dato
importante tiene que ver con el alcance del nivel del agua: el 28% sufrió el 2
de abril una inundación de hasta 50 centímetros ; más del 34% entre 60cm y un
metro; el 23% de las viviendas relevadas entre un metro, y un metro y medio; y
entre un 1,60 y 2 metros
el 11%", aseguró.
"Lo que para
nosotros es el nudo central de esta investigación tiene que ver con la pregunta
de por quién fue realizada la evacuación: en el 96,83% la realizó la sociedad
civil, y sólo el 3,17% la hizo el Estado", explicó.
"En términos de
la política sanitaria que necesitamos, en términos de lo que podría hacerse
desde distintas instancias de Desarrollo Social, hay que tener en cuenta que
inclusive los Centros de Salud fueron lugares inhóspitos, vacíos, que no tenían
la vacunación necesaria, la leche necesaria, que no tenían nada para dar. Esa
fue la ausencia (del Estado)", manifestó.
A su vez, el informe
del Colegio de Trabajadore/as Sociales destacaba: "En cuanto a los lugares
de refugio de las personas autoevacuadas: un 78% lo hizo en casas particulares
de amigos, familiares o vecinos. En las instituciones públicas sólo se
refugiaron un 4,77%, que fueron fundamentalmente escuelas y algunos centros de
evacuación. En los clubes un 3%, y en uniones vecinales u organizaciones de
vecinos en un menor porcentaje".
Por otro lado, Redondi
destacó que "recibió agua un 73,4% de la población. ¿Quién entregó el
agua? el 81% fue otra vez la sociedad civil, el Estado sólo un 18%". En
ese sentido a la hora de analizar de quien se recibió ayuda en los primeros
momentos, los resultados del relevamiento daban que “del Estado sólo recibió
ayuda entre un 10% y un 14%; de los vecinos, familiares y amigos entre un 43% y
un 65%; y de las organizaciones sociales y políticas entre un 10% y un 24%”.
Este informe en
definitiva expresa en porcentajes la importancia que tuvieron las
organizaciones sociales, políticas, culturales y de la sociedad civil en
general ante la ausencia de un plan de emergencia y evacuación desde el Estado,
que durante los momentos más críticos brilló por su ausencia.
De hecho, si hay una
frase que graficó el rol del Estado en aquel momento fue la respuesta que dio
el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia ante una movilización de más
de 500 vecinos de barrios de la periferia que dos semanas después de la
inundación fueron a reclamar materiales para reconstruir sus casas: “No tenemos
ni un clavo para darles”, dijeron, sin despeinarse, los funcionarios.
Para más información,
ver notas anteriores:
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article7495
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