El ajuste, causas y
explicaciones
23 de junio de 2017
Hay un lugar común en
el que coinciden las más diversas fuerzas políticas, desde la derecha hasta la
izquierda, todos reconocen que el gobierno está aplicando
un durísimo ajuste económico. Todos admiten que
las medidas adoptadas perjudicaron a gran parte de la población, especialmente
a los más humildes. Sin embargo, cada sector político sostiene una explicación
diferente sobre las razones del ajuste. En este artículo nos proponemos
examinar los argumentos del macrismo y el
kirchnerismo, finalmente presentamos una explicación alternativa.
Por Jorge Saavedra (RPM).
El gobierno y la tesis del dolor necesario
El macrismo sostiene
la tesis del “dolor necesario” (Letra P, 2/8/2016). El presidente reconoció que
muchas de las decisiones que tomó “fueron duras, difíciles, dolieron y siguen
doliendo” (La Capital, 10/7/2016). Sostiene que fueron necesarias por culpa de
la pésima gestión anterior, que dejó el país al borde del abismo. El denominado
“sinceramiento” de la economía era un paso doloroso pero necesario para
ingresar en la senda del crecimiento. “Me duele tomar algunas decisiones, lo
que generan, pero es el camino de la verdad” (La Nación, 7/4/2016). El
consultor ecuatoriano Durán Barba, aceptó que Macri “ha tenido que tomar las
medidas más duras” (Telam ,
4/12/2016).
Según el gobierno, el
crecimiento de la economía durante el kirchnerismo estuvo basado en una
ficción, fue sustentado por el incremento artificial y desmedido del consumo.
El empleo también fue sostenido de manera artificial, gracias al incremento
innecesario de trabajadores estatales. Este modelo requería de la emisión
monetaria permanente y el crecimiento ilimitado del gasto público, que
generaban inflación y hacían inviable al “modelo kirchnerista” en el largo
plazo, conduciéndolo inexorablemente a una catástrofe (son abundantes las
comparaciones con Venezuela). En su lugar, el gobierno se propone recortar el
gasto público y reducir la emisión monetaria. Dice que apuesta a seducir a los
capitales extranjeros para que realicen inversiones genuinas que generen
«empleo de calidad».
En definitiva, el
gobierno afirma que es imprescindible “reorientar la economía hacia la
inversión y las exportaciones” porque considera que “el modelo de crecimiento
basado en el consumo interno está agotado” (Telam ,
10/12/2016). Esta transición, entre un modelo basado en el consumo a otro
sostenido en la inversión, sostienen, resulta inevitable y dolorosa. Pero sería
la única forma de promover un crecimiento sostenible y crear empleo de calidad.
El kirchnerismo y la salida progresista de las crisis
Los defensores de la
gestión anterior dicen que el gobierno de Macri está llevando adelante una
política económica típicamente neoliberal. El kirchnerismo sostiene que la
crisis fue generada por el mismo gobierno, porque alentó una distribución
regresiva del ingreso y realizó una apertura indiscriminada de las
importaciones. La pérdida del poder adquisitivo y el ingreso de productos
extranjeros, perjudicaron a los trabajadores y a las pymes, destruyendo el
mercado interno.
Para salir de la
crisis, argumentan, hay que recomponer el poder de compra de los salarios y
frenar el ingreso indiscriminado de productos importados, para insuflarle vida
nuevamente al alicaído mercado interno, fuente de toda riqueza. Si aumentan los
salarios, aumenta la demanda interna y por ende aumenta la producción nacional,
entrando nuevamente la economía en un círculo virtuoso, circuito que el
gobierno desarticuló, ocasionando el quiebre de empresas y comercios, generando
hambre y desocupación. El gobierno destruye cualquier “brote verde que pudiera
surgir por el lado del consumo y la producción nacional” (Página 12, 4/2/2017).
Entonces, para el
kirchnerismo, la crisis es responsabilidad del gobierno de Macri y proponen una
salida progresista, el aumento de salarios sería una de las claves para
retornar al círculo virtuoso de la economía. La rebaja de las tarifas aliviaría la
situación de las pymes y de la población en general. La recomposición del
mercado interno, beneficiando a los más necesitados, sería la clave para salir
de la crisis.
Una explicación desde la lógica del capital
Las crisis económicas
se originan cuando los capitalistas dejan de invertir. Entonces, la economía se
detiene. ¿Por qué los empresarios toman esa decisión? Porque las ganancias
descienden por debajo del mínimo que consideran deseable. ¿Cómo se sale de la
crisis? Incrementando nuevamente el margen de ganancias. En ese caso, los
capitalistas encuentran apetecible volver a invertir, así vuelve a girar la
rueda de la economía.
Entonces, los
capitalistas sólo invierten cuando consideran que la tasa de rentabilidad es
“razonable”, de lo contrario no lo hacen y se ingresa en un ciclo recesivo,
donde disminuye la producción y se despide personal.
Desde hace 5 años, por diversos motivos, las
ganancias capitalistas se fueron erosionando, en consecuencia, la inversión fue
cayendo. ¿Cómo se recupera la rentabilidad? Reduciendo el costo de la mano de
obra, es decir, bajando los salarios reales.
Más allá de cierta pirotecnia verbal, todas
las fracciones de la burguesía coinciden en este diagnóstico. Este es el
motivo, por el cual, las medidas económicas que proponían los principales
candidatos burgueses eran muy similares, esto también explica el transfuguismo.
Al contrario de lo
que piensa la progresía y sectores de la izquierda, no existen salidas
progresistas a las crisis capitalistas. Es decir, la economía no puede volver a
crecer aumentando los salarios o, como plantean algunos, estatizando los resortes
fundamentales de la economía, o mejorando las condiciones de vida de las masas.
En otras palabras, en el capitalismo, las crisis siempre las pagamos los
trabajadores.
Para relanzar el
ciclo de la acumulación capitalista, se deben generar las condiciones para
recuperar la tasa de rentabilidad, sólo entonces, el capital vuelve a invertir
y se reinicia el ciclo de crecimiento económico.
El ajuste que está
llevando adelante el gobierno actual, responde a necesidades profundas del
capital, no se debe a sus ideas neoliberales, ni a al origen gerencial de sus
ministros, ni a su educación en escuelas privadas, ni por mera maldad. Las medidas
gubernamentales tienen como objetivo recomponer la tasa de ganancias de los
empresarios. Su contraparte inevitable es el deterioro de las condiciones de
vida de las masas.
La quita de las
retenciones, la devaluación del peso, el aumento de los servicios públicos, los
estrictos topes salariales, las cláusulas de productividad, las buenas
relaciones con las potencias imperialistas, el disciplinamiento del movimiento
obrero, estos elementos tienen por objetivo incrementar las ganancias
capitalistas y generar un clima confiable de negocios, para incentivar la
inversión capitalista y reiniciar un nuevo ciclo de acumulación. Las denuncias
de corrupción, verdaderas o falsas, apenas encubren estos objetivos de fondo.
La única solución
definitiva en favor de los trabajadores consiste en terminar con el trabajo
asalariado, expropiar a los empresarios y socializar los medios
de producción. En caso contrario, el capital siempre encontrará la forma de
recuperarse, disminuyendo el salario de los trabajadores, recomponiendo sus
ganancias y reiniciado un nuevo ciclo de acumulación.
Sin embargo, los trabajadores no deben
contemplar pasivamente el ataque a sus condiciones de vida, resulta
imprescindible organizar la resistencia al ajuste, defendiendo los salarios,
los puestos y las condiciones de trabajo, fortaleciendo la organización en los
lugares de trabajo, practicando la democracia sindical, explicando
pacientemente la necesidad de la lucha colectiva y la solidaridad de clase,
frente al discurso gubernamental que promueve el individualismo y el sálvese
quien pueda. Los períodos recesivos son momentos en que se pierden ingreso y
conquistas. Pero si la clase obrera no resiste, las pérdidas serán mucho
mayores y las posibilidades de mejorar la relación de fuerzas serán escasas.
Crisis económica y democracia capitalista
La crisis económica
deja en evidencia una característica central del régimen capitalista. La
decisión de invertir se encuentra en manos de privados, es decir, está
reservada a una pequeña porción de la sociedad. El conjunto de la población está pendiente y sometida a las
decisiones que adopte este sector diminuto, al cual se nos invita a complacerlo
para que no se disguste, para que invierta y genere trabajo. Los empresarios
son los únicos que resuelven si se produce, qué se produce y cómo se produce.
Son ellos los que verdaderamente votan todos los días y no cada dos años, decidiendo
la suerte de millones de seres humanos. Son sus pareceres los que determinan la
vida de la inmensa mayoría de la población.
Ese gigantesco poder
de decisión está vedado a las grandes mayorías populares, lo ejerce una pequeña
minoría de la sociedad.
Los socialistas proponemos que ese poder debe pasar a manos
del pueblo trabajador, socializando los medios
de producción, única manera de construir una sociedad verdaderamente
democrática, terminando con la dictadura del capital.
Las elecciones que se avecinan, cualquiera sea
su resultado, no torcerán la lógica implacable del capital, la crisis seguirá
su curso, sin que pueda ser resuelta en favor de la clase obrera, dentro de los
límites de este sistema.
Palabras finales
Tanto el macrismo como
el kirchnerismo han generado cierto sentido común entre sus seguidores y
franjas importantes de trabajadores. Por ese motivo, resulta fundamental
analizar los sistemas de ideas que defienden estas corrientes políticas
burguesas, porque sus explicaciones se han hecho carne en amplios sectores de la población. Las
experiencias cotidianas de millones de personas son procesadas por el tamiz de
estas interpretaciones de la realidad.
En definitiva, es
fundamental comprender sus argumentaciones, analizarlas seriamente y desmontar
sus supuestos, sembrando el terreno para una interpretación alternativa, una
explicación socialista del mundo. La batalla ideológica es tan importante como
la política y la
sindical. En estos momentos, quizás como nunca antes en la
historia, es imprescindible reconstruir el ideario socialista entre las más
amplias masas de trabajadores, que dispute el sentido burgués del mundo.
Explicar pacientemente la lógica del capital, es parte de esa inmensa tarea.
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