Bolivia: El corazón fracturado
de la tierra
19
de abril de 2018
Fracking
y la expansión de la frontera petrolera
Acorde a las políticas
de exponencial aumento de la frontera petrolera en el país, el pasado jueves 12
de abril, el gobierno boliviano ha firmado un convenio con la empresa
canadiense Cancambria, para la exploración de gas esquisto o
pizarra en el yacimiento Miraflores, el cual,
explica el investigador del CEDIB, Jorge Campanini, está situado en
Macharetí en el Chaco Boliviano.
El fracking es una
tecnología extrema para la obtención de energía extrema,
es decir, no solo es que ha llegado a usar miles de millones de litros de
agua y químicos peligrosos que afectan el bienestar de humanos y no humanos,
sino que es una de las formas de
sobre explotación y transformación de
territorios en zonas de brutal expoliación. Por medio de ella, el mundo capitalista, y
multimillonarias empresas transnacionales en particular, sostienen un modelo
energético basado en el consumo de combustibles fósiles, contaminantes y
responsables del cambio climático.
La explotación de gas shale o gas esquisto, necesita no sólo
métodos de extracción altamente contaminantes, como el fracking, o “fractura hidráulica”, sino su
ingreso a zonas como los polos norte y sur del planeta, aguas profundas (offshore), así como a áreas protegidas,
poblados enteros, territorios indígenas o zonas de producción campesina:
“entraña cada vez mayores riesgos geológicos, ambientales, laborales y sociales”.
Mientras se suceden
declaraciones del Ministro de Hidrocarburos, sobre que Bolivia poseía una cantidad astronómica de gas shale o esquisto,
la cual sobrepasaría la cantidad de reservas del yacimiento argentino de Vaca Muerta y la respuesta del ministro argentino Juan José Aranguren,
ambos
pensando en la competencia por el mercado brasileño; las poblaciones afectadas
en el vecino país por el mega emprendimiento de Vaca Muerta en Neuquén, viven
la conversión de sus hogares en zonas altamente industrializadas, perforadas,
invadidas por el constante paso de camiones de alto tonelaje, y contaminadas
por los químicos que usa el fracking.
Bolivia: hacia los extremos del extractivismo energético
El actual gobierno
boliviano, como ningún otro en el país, avanzó en la posibilidad de exploración
de no convencionales. El 2013, el gobierno nacional, -a través del entonces
gerente de la Vicepresidencia de Control, Administración y Fiscalización de
YPFB, Luis Alberto Sánchez, ahora ministro de Hidrocarburos-, había anunciado
que iniciarían los estudios sobre la existencia de gas esquisto en la formación Los Monos, que se halla en la
cuenca geológica del Chaco, que comparten Paraguay, Argentina y
Bolivia. Ese mismo año, el gobierno firmó convenios con Argentina sobre la
exploración de potencialidad de gas esquisto y capacitación técnica en esta área.
Así mismo la empresa nacional YPFB había presentado ese 2013 un estudio sobre
las primeras consideraciones para iniciar exploraciones de gas
shale en el chaco boliviano. Si bien el ex
ministro Juan Ramón Quintana había afirmado el 2015 que el fracking no se aplicaría en el país,
el 2013, YPFB Chaco, subsidiaria de YPFB, con la empresa norteamericana
Halliburton, realizó una “minifractura” en el pozo Ingre X-2, en el
departamento de Chuquisaca, lo cual, según datos había permitido que se
descubran reservas de “tight oil”, arenas compactas, que, sin embargo, no resultaron ser
económicamente rentables. Esta mini-fractura, anota el
investigador Marco Octavio Ribera, se realizó sin consulta previa con las
poblaciones del lugar.
Estas pruebas
iniciales sobre exploración de no convencionales, forman parte de un avance
exponencial de la frontera petrolera en Bolivia estos últimos años. Jorge
Campanini, en su exposición del pasado 8 de marzo de este año en la ciudad de
La Paz, explicó que las políticas en cuestión de hidrocarburos han
implicado la aprobación de leyes y reglamentos que no solo permiten la apertura
de áreas protegidas a actividades hidrocaburíferas de empresas como Shell,
Petrobras o Repsol en asociación con la empresa estatal YPFB, sino que
modifican, flexibilizándolos, marcos ambientales para dichas actividades. Los
planes de exploración hidrocarburífera avanzan sin pausa, el periódico el Deber señala que el gobierno boliviano ha concretado 20
nuevos contratos, en
los últimos años, para actividades hidrocarburíferas, ocho de ellos en Tarija,
de los cuales dos están en la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía.
La expansión de la
frontera petrolera hacia el corazón de la Amazonía en la Cuenca del Madre de
Dios, es otra de las claves para referirnos al carácter de la agudización del
régimen extractivista en Bolivia, un proceso de ocupación de territorios
indígenas para su transformación en zonas de extracción de materia primas, y la
amenaza de genocidio contra un pueblo no contactado. El ingreso de las
exploraciones de hidrocarburos a la amazonía y ahora la exploración de no convencionales,
son pasos rumbo a un “hiperextractivismo” que recurre a técnicas extremas.
La caída de los
precios del gas, explica Campanini, frenó el lobby a favor del fracking, sin embargo éste es nuevamente retomado ahora.
Un estudio de una consultora mostraba reservas de no convencionales en el pozo
Pando X1. (Mapa 1) El Agencia Internacional de Energía que realizó un
estudio en varias zonas, (Mapa 2), afirmaba que hay 48 TCF de no convencionales
en la cuenca del Chaco, de las cuales eran recuperables 37 TCFs, situando a Bolivia en el quinto país
de América Latina con mayores reservas de gas shale.
Esto se hallaría en la estructura geológica de Los Monos, que sería la que
tendría las cualidades para contar con potencial de no convencionales. El
estudio que realizó YPFB por su parte, concluye que la zona con menor riesgo de
exploración de no convencionales vendría a ser la zona del trópico, el área de
la llanura del “Boomerang”, de acuerdo a datos brindados por Campanini. También
se habló del parque Aguaragüe, pero que al ser un una estribación serrana no es
apta para la explotación por fracking que por lo general se hace en
llanos.
Las declaraciones del
Ministro Sánchez en marzo de 2018, hacían referencia a que Bolivia estaría en
condiciones de anunciar un yacimiento de gas shale más grande que el de Vaca
Muerta en Argentina: “Creo en las próximas semanas vamos hacer un anuncio
importante, que Bolivia tiene una Vaca Muerta más
grande”, afirmando que
Bolivia no podía estar al margen de estudios sobre no convencionales y
desestimando las previsiones sobre afectaciones socioambientales. Esos mismos
días el presidente de la
estatal YPFB también había adelantado que se suscribiría un
memorándum de entendimiento con la empresa canadiense Cancambria Energy
Corporation, el cual debió concretarse el 6 de marzo, pero finalmente se
consolidó el 12 de abril.
“Nuestro objetivo es
evaluar recursos no convencionales a gran escala en el área de
Miraflores, basados en nuestros estudios, actualmente creemos que los
recursos in situ, en el área de Miraflores, podrían exceder los 100 trillones
de pies cúbicos (TCF´s) y más aún en la realidad del Chaco”. declaraba el CEO de
la empresa, Cristopher Cornellius, quién informó que se planea perforar varios pozos en los siguientes 25 años,
actividad que necesitará una inversión de varios millones de dólares.
Cornellius auguró además, que con la exploración de muchos pozos se generarían posibilidades de empleos, actividades que solo
podrían ser realizadas con el apoyo de las“comunidades locales”.
Aquella ocasión, el
ministro Sánchez había hecho mención a un programa de estudios de gas no
convencional en Bolivia: “El presidente Morales en los próximos meses lanzará
un programa de estudio de gas no convencional en Bolivia y eso es cambio de
paradigma, agregó al anunciar que pedirá a Cornelius impartir un curso sobre si hay daño ambiental con esta tecnología“.
Este 18 de abril, ante
la ola de críticas frente a la firma del convenio con Cancambria, el ministro
Sánchez afirmó que se tratan de estudios que aún no tienen estudios de impactos
ambientales ni económicos, y que esperarían estos para ver la viabilidad del
Fracking, afirmación parecida a la que hizo respecto a la exploración de
hidrocarburos en la
Reserva Tariquía , la cual de todas maneras se está llevando
adelante: “Qué estamos haciendo?, el presidente (Evo) Morales
va anunciar un estudio mucho mayor de los recursos no convencionales, dicen que
son cuatro cifras” anunció,
aseverando nuevamente que elfracking no tiene impactos ambientales: “El
Instituto de Argentino de Petróleo y Gas dice que la explotación de gas no
convencional no tiene afectaciones ambientales”.
“Vaca Muerta” y otros cadáveres
No obstante,
decenas de informes científicos alrededor del mundo, y denuncias de lxs
directamente afectadxs, señalan que la fractura hidráulica tiene
consecuencias sociales y ambientales altamente destructivas.
Hernán Scandizzo,
miembro del Observatorio
Petrolero del Sur, OPSUR, en Argentina, periodista e
investigador especializado en el tema fracking, conversó con nosotrxs,
mostrándonos el panorama de lo que sucedió en Argentina y lo que implica la
fractura hidráulica para los pueblos campesinos e indígenas, evidenciando que
el cruce de declaraciones entre ambos ministros resulta un sinsentido, al
observar que la población ya sea de un lado u otro de la frontera, pagará el
alto costo provocado por la fractura hidráulica.
El kircherismo, dice
Scandizzo, propagandizó el fracking en el yacimiento de Vaca Muerta,
-Neuquén, el norte de la Patagonia-, como la gran promesa de desarrollo, un
yacimiento de clase mundial, que pondría a Argentina como una de las estrellas
en términos de exportación de gas shale. Años después, Argentina, luego
de Estados Unidos, Canadá y China, es el cuarto país que ha logrado exportar
comercialmente gas esquisto. Sin embargo, para las comunidades mapuche y
pueblos pequeños como Añelo, el más cercano a Vaca Muerta, implica la reedición
de lo que en Argentina se conoce como “La conquista del Desierto”, el avance
colonialista del siglo XIX en la Patagonia, arrasando
comunidades indígenas, exterminándolas y convirtiéndolas en zonas para el
comercio mundial y haciendas.
De hecho, este nuevo
avance extremo del capitalismo implicó que la primera gran mega obra que trajo
consigo el fracking hasta Añelo fuese nada más y nada
menos que un Casino, relata Scandizzo, con una infraestructura que no tenía ni la
municipalidad, así como se generaron escenarios para la llegada del
narcotráfico, la trata y explotación sexual de mujeres, pero además el que los
antiguos productores frutícolas hayan abandonado sus tierras y su autonomía de
subsistencia, para convertirse en cocineros o trabajadores de maestranza en los
campamentos petroleros.
“Se da toda un transformación de una economía
productiva a una economía más rentista […] La actividad petrolera de no
convencionales, no es una necesidad pensando en un horizonte de soberanía
energética, señala Scandizzo.
La promesa de
desarrollo por la explotación de gas esquisto en Vaca Muerta, así como en otros
lugares del planeta, no alcanza a cubrir la inconmensurabilidad de los costos
sociales y ambientales que produce el fracking. Esa es la situación de Vaca
Muerta y otras zonas cadáveres, donde se implementa esta técnica.
Fracking: la fractura irreversible
El fracking causa daños irreversibles porque es
una técnica de explotación intensiva de la tierra, que la estalla en el
subsuelo y devasta en la superficie, como afirma Scandizzo.
Una descripción
amplia, detallada y sobrecogedora en castellano, sobre lo que implica elFracking, puede encontrarse en el
artículo de Eduardo D`Elia y Roberto Ochandío, del libro “20 mitos sobre el
Fracking”. Queda muy claro que como método experimental
de extracción de gas esquisto, las fases de perforación así como las de
extracción, representa hacer estallar rocas antiquísimas y profundas por la
presión descomunal de agua y químicos, con cargas transportadas por un cañon de
punzamiento.
Hablar solo del uso
del agua, como ejemplo, significa referirse a cantidades inconcebibles y
aterradoras. El fracking, en este sentido, ha tenido efectos devastadores en Estados Unidos, porque
precisamente necesita penetrar la tierra a grandes profundidades, (a más de 2,500 metros por lo
general), utilizando una cantidad de agua calculada de 9 a 29 millones de litros por
pozo, aunque, según la investigadora Claudia Campero , un solo pozo en
Michigan llegó a consumir hasta 80 millones de litros de agua.
Si cada plataforma tiene un promedio de 6 pozos, entonces se usa de 54.000 a 174.000 millones
de litros de agua en una sola fractura. Los datos sobre el número
de pozos de frackingen EE.UU,
varía según reportes, unos mencionan que de 2005 a 2013 habrían existido 80 mil pozos aprobados y en ejecución
en 17 estados, mientras que otros datos hacen mención
que existirían 300 mil pozos hasta el 2016.
Como sea, hablar solo de cientos y miles de pozos nos da una dimensión
aproximada del agua que se ha usado y contaminado todo este tiempo.
En efecto, el agua que
se emplea debe ser mezclada con más de 500 químicos y arena sílice. Si bien los
tóxicos representan el 1.2% de la mezcla, esto significa, escribe
Campero, que se utilizarán 300 mil litros de químicos por pozo,
sustancias que han sido declaradas secreto industrial.
El proceso completo
del fracking, nos obliga a pensar ¿en el país, de dónde se
sacarían esas cantidades inmensas de agua para la perforación de pozos en pleno
chaco boliviano, donde ésta ha sido contaminada ya por pasivos
ambientales? ¿cuáles vertientes, serán las
víctimas inermes de la extracción extrema?
El fracking,
no garantiza que las perforaciones, ni todo el proceso de extracción, no tengan
filtraciones, lo cual ya ha pasado de manera desastrosa en los yacimientos de
norteamérica. De hecho, de acuerdo a John Saxe en su artículo “La explotación de fósiles no convencionales en
Estados Unidos: una lección para América Latina“, la
misma industria petrolera, reconoció que por lo menos el 25% de los pozos
tienen fugas a los dos años y el 40% a los 8 años.
Un compendio de
hallazgos científicos bastante detallado y completo, sobre los efectos dañinos del
fracking, señala entre otros 7 elementos como el riesgo
de sismos, que el agua que sale junto al gas esquisto a la superficie es agua
no reutilizable porque se convierte básicamente en un cóctel de químicos, entre
ellos el benceno, y sustancias mutagénicas. Así mismo, las aguas
residuales son un problema para la mega industria delfracking, por que no se sabe qué hacer
con ellas. Estudios en Estados Unidos, continúa Saxe, probaron que
existían por lo menos 8 químicos usados por la industria del fracking,
que eran cancerígenos. El agua que se queda al fondo de los pozos, contamina
con sustancias no biodegradables los acuíferos de agua dulce.
Si se suma a esto, el
hecho de que el 90% del gas pizarra o lutita es metano, estamos hablando de un
contaminante 21 veces más poderoso que el dióxido de Carbono, una nefasta
contribución al cambio climático. Mencionemos que también expulsa dióxido de
azufre al aire, así como libera hidrocarburos aromáticos polisaturados, metales
pesados y elementos radiactivos, por lo cual, anotan D`Elia y Ochandío, se dice
que son condiciones
extremas de contaminación.
Algo muy importante
que señala Scandizzo sobre Vaca Muerta, es
que la mega industria del fracking, no viene sola, necesariamente requiere más
infraestructura y el desarrollo de otras industrias igual de nocivas para su
funcionamiento. La extracción de arena sílice, causante de la silicosis, es un
elemento fundamental para la fractura hidráulica, así como se amplía el Polo
Petroquímico, los tendidos ferroviarios, la construcción de acueductos, y la
construcción de corredores bioceánicos que también son parte de la IIRSA.
El fracking fractura la tierra en su corazón, los
ductos de perforación horizontal atraviesan poblados enteros, escuelas,
hogares, zonas que eran de producción agrícola; es como si “los lugares donde se habita, educa y tiene salud
fueran invadidos por una industria pesada, contaminante y muy ruidosa”,
puntualiza John Saxe, sobre lo que sucedió en Estados Unidos. Pero la fractura
hidráulica al ser una forma de ocupación, también modifica el espacio de su
superficie, arrasa paisajes y hogares de productores campesinos, se remueve la
tierra, para nivelarla, donde se harán los pozos. Esto significa que esa tierra
quedará inservible para la agricultura, su reconversión para un uso agrario es
muy costosa, y ninguna empresa y estado están dispuestos a gastar en este tipo
de actividades de intento de reparación de esta forma de daño.
Scandizzo dice:
es complejo volver de la explotación de no convencionales, por la fuerte
transformación social y del territorio, de una sociedad que tenía una cultura
de la producción, se está pasando a una sociedad cada vez más rentista […] las
tierras de cultivo, lo que se hace es sacar toda la capa fértil de tierra, se
lo rellena con piedra caliza, se lo nivela bien, se lo asienta y luego se
perfora el pozo, es decir que por más que no haya ningún tipo de problema
durante la perforación del pozo y durante la etapa de producción, supongamos
que no hay ningún tipo de incidente ambiental de contaminación en esa locación,
cuando termina la explotación petrolera, son tierras infértiles. Y eso si se lo
quiere reconvertir, si se lo quiere hacer productivo nuevamente, tiene que
haber un desembolso, una inversión para volver productiva la tierra, y esa
inversión quién la va a hacer ¿las empresas, el estado, los particulares?
El
brutal despojo capitalista de la tierra y su transformación en propiedad de empresas privadas que realizan
explotación hiperextractivista, requiere que camiones de alto tonelaje realicen por pozo
por lo menos cuatro mil viajes, de acuerdo a Campero, y la construcción de
ductos para el transporte de gas que son contaminantes, el abrupto crecimiento
de poblados petroleros donde se carece de servicios básicos e infraestructura
necesaria, generando diferencias enormes entre pobladores que ganan mucho por
la actividad petrolera y los que no logran hacerlo.
La técnica al
servicio de estos intereses, ha significado que por cada plataforma de extracción
que ocupa de 1 a
1,5 hectáreas
de superficie para todos los pasos de explotación, pueda perforarse de uno a 24
pozos. Ahora bien, imaginemos el escenario, cuando se sabe que por cada
yacimiento existen varias plataformas.
Negocio, militarización, represión y resistencia
El fracking en Latinoamérica es un gran negocio
para petroleras como Chevron Texaco, Halliburton, TOTAL o Panamerican
Energy, nos explica Scandizzo. Ha favorecido a poderosos empresarios -políticos
y a regímenes de estados que se sostienen gracias a la renta petrolera.
Empresas que pueden invertir en los costos también extremos de la fracturación
hidráulica, y que avanzan en países donde la extracción febril de materias
primas está de la mano con leyes ambientales laxas y frágiles, que les permiten
a las empresas, solo como ejemplo, verter los desechos tóxicos de la
fractura hidráulica al mar, contando en muchos casos
con el aval y la protección estatal.
Afirma Campanini que
en la cuenca del Chaco boliviano ya operan empresas como Petrobras, Repsol,
Total – Gazprom, British Gas y Pluspetrol; además de empresas menos grandes
como Petroandina SAM, Eastern Petroleum en acuerdos con YPFB,
todas ellas apoyadas por leyes e incentivos petroleros. Y ahora se suma la
empresa que realiza la exploración de hidrocarburos no convencionales.
¿Y qué de las
poblaciones que en el Chaco boliviano viven todos los días consumiendo agua
contaminada por las actividades petroleras y de hidrocarburos convencionales,
como en Caigua? ¿Ante todo este panorama la respuesta estatal es ver viable las
posibilidades de una técnica que traería más contaminación y uso masivo de
agua, un bien escaso?
En el núcleo del
capitalismo, surgen voces diversas de rechazo al
fracking. Alrededor del mundo se han articulado luchas
frente a las amenazas y altos costos que éste representa, denunciando en
tribunales y luchas callejeras, las afectaciones socioambientales pero también
los mecanismos de represión con los que se impone este nuevo extractivismo
extremo. Varios gobiernos nacionales y subnacionales han declarado moratorias a los
proyectos de explotación por fracking, así como
los han prohibido. Bolivia tiene como referencia necesaria la resistencia de
las comunidades campesinas de Tariquía, sostenida principalmente por mujeres,
las cuales si bien tejen una lucha frente a la exploración hidrocarburífera de
convencionales realizada por las técnicas de sismica 2d y 3d, es fundamental
porque son la red que puede seguir tejiendo sentidos disidentes al
extractivismo, ampliando la lucha al rechazo al fracking.
El modelo del
extractivismo extremo requiere formas de expropiación y despojo extremos, la
continua vulneración de derechos, así como varios niveles de represión,
como los que se instauran en México o Estados Unidos.
Hernan Scandizzo
señala claramente que en Argentina, la resistencia de comunidades mapuche, las
diversas movilizaciones de poblados y municipios que se declararon zonas libres
de fracking, enfrentan las políticas represivas, donde el macrismo creó
recientemente un comando unificado que representa una fuerza de seguridad
militarizada, la que ocupará también Neuquén con 400 efectivos, y la cual
deberán considerar también los movimientos que se oponen al fracking.
En este sentido, las
luchas anti fracking, comparten elementos de las
experiencias del movimiento anti petrolero en Bolivia, donde la tónica estatal es
una estrategia de división interna de las comunidades en resistencia mediante
el ofrecimiento de proyectos de “desarrollo”, destrucción de organizaciones
representativas con la creación de estructuras paralelas afines al gobierno,
así como el amedrentamiento y represión policial.
El alcance, hasta
ahora inédito en el país, de los daños ambientales y sociales de la fractura
hidráulica, así como las preguntas sobre las posibilidades económicas de
Bolivia como exportador – ¿a qué mercado?-, de gas esquisto en un
panorama donde la cabeza mundial de extracción de gas shale es Estados
Unidos, conlleva a pensar en la formación de un todavía incipiente movimiento
antifracking, donde se investigue y profundice sobre los inmensos peligros a
los cuales nos lleva la política energética del estado boliviano, que ha visto
como “estudiable” y viable fracturar el corazón de la tierra.
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2018/04/19/el-corazon-fracturado-de-la-tierra/
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