No hay democracia si refuerza la desposesión de derechos humanos
esenciales y la marginación de las barriadas pobres y pueblos originarios al
preocuparse sólo por establecer una asistencia “racista” y un estado “clasista”
de sitio sobre esas personas, familias, comunidades.
Las comunidades indígenas reclaman
agua y alimentos
Pandemia de
los pueblos olvidados
5 de mayo de 2020
Por Darío Aranda
Página12
La ONU llamó a que los gobiernos tengan un cuidado especial con
las comunidades originarias. Denuncian discriminación.
Falta de alimentos y agua, escasez de leña e imposibilidad de
trasladar insumos básicos, discriminación y hasta un adolescente baleado por la
espalda (en un campo del millonario Eduardo Eurnekian). Son algunas de los
impactos del coronavirus en los pueblos indígenas de Argentina. Naciones Unidas
llamó a que los Estados tengan políticas especiales de cuidado y protección
para con las comunidades originarias. “Basta de genocidio contra las
comunidades”, reclamó Gladis Jara, de la comunidad qom Las Lomas (Santa Fe).
La comunidad qom Campo Medina está ubicada en Pampa del Indio,
Chaco. Trabajan la tierra, siembran alimentos para autoconsumo y cosechan
algodón. También hacen changas fuera de la comunidad, pero se cortaron por
completo con la pandemia.
El 1 de abril, Edgardo Peñaloza, de 17 años, fue al monte a
“mariscar”, recolectar frutos y cazar, en el campo vecino, la estancia Don Panos ,
96.000 hectáreas
del millonario Eduardo Eurnekian. Cuando estaba monte adentro, fue emboscado
por guardias privados y efectivos de la policía chaqueña. Lo balearon por la espalda. Estuvo al
borde de la muerte. Fue
trasladado de urgencia a la capital provincial y estuvo una semana en terapia
intensiva. Su delito: buscar alimentos en el monte. Los agresores, empleados de
la estancia y policías, están en libertad y ni siquiera fueron procesados.
En la ciudad de Santa Fe sucedió el primer caso de coronavirus en
indígenas, una mujer qom proveniente de Chaco. Se detectó en la comunidad qom
del barrio Las Lomas y Santo Domingo. La Red de Instituciones y Vecinxs,
espacio intercultural del lugar, emitió un comunicado denunciando que las
autoridades sanitarias demoraron cinco días entre el alerta de síntomas y la
confirmación/internación de la afectada.
En el comunicado denunciaron que, como con otras situaciones de
salud y derechos, se atiende de manera diferencial según la clase social.
Gladis Jara, de la comunidad qom Las Lomas, explicó que el caso de
Covid-19 sumó más discriminación al barrio. Detalló que circuló un audio en el
que una supuesta médica señalaba 70 casos en la comunidad. Luego
de ese hecho, Jara denunció que un integrante de la comunidad sufrió un
accidente cardiovascular y la ambulancia se negó a ingresar por temor al virus.
Una joven qom fue con contracciones al hospital José María Cullen y no la atendieron. También
cuestionó que en los supermercados de la zona no permiten ingresar a los qom.
“Hubo amenazas de parte de la gente criolla de querer echar a las familias de la comunidad. También
en las redes sociales hubo gente que subía fotos con armas diciendo que si veía
a un ‘toba’ le pegaba un tiro. Estamos en el Siglo XXI y aún existen casos de
racismo”, lamentó Jara. Señaló que por la pandemia no puede salir a vender sus
artesanías ni hacer sus changas habituales. Ante el virus, la falta de asistencia estatal
suficiente, la pobreza y el racismo, dejó un pedido para las autoridades y para
a la sociedad argentina: “Basta de genocidio contra las comunidades”.
En Río Negro, comunidades originarias conformaron en el marco del
Covid-19, la Mesa de Emergencia Territorial Mapuche de Río Negro. Nuclea a
referentes políticos mapuche, miembros de la Coordinadora del Parlamento
Mapuche y del Consejo de Desarrollo de Comunidades Indígenas (Codeci), entre
otros. “Se hace urgente visibilizar la situación de comunidades y pobladores
que habitan en la zona rural”, resalta el comunicado y puntualiza las
dificultades para el abastecimiento de alimentos, los sobreprecios, serios
problemas para obtener leña y garrafas, y la ausencia de atención sanitaria.
Elizabeth González (Logoixé, según su nombre qom), habló con la
agencia de noticias internacional RadioEncuentros. Remarcó la contradicción de
llamar a lavarse las manos ante comunidades indígenas que no cuentan con lo más
básico. “Acá, en el Impenetrable de Chaco, solo hay un poco de agua para tomar,
hace dos meses que no llueve”, cuestionó. González recordó que los pueblos
indígenas ya padecieron enfermedades traídas por los blancos. Enumeró la fiebre
amarilla, tuberculosis y viruela. Ante la falta de recursos básicos, sinceró
que si el Covid-19 llega a las comunidades puede implicar un exterminio.
En Misiones, la comunidad mbya guaraní Takuapí Mirí abrió una
página de Facebook “para que se pueda visibilizar nuestra realidad en medio de
esta pandemia”. Ubicada en el departamento de Eldorado, en zona rural,
solicitan alimentos, ropa de invierno y productos de limpieza. “El pueblo mbya
guaraní resiste desde siempre, tenemos la sabiduría del monte, cazamos y
recolectamos en la poca selva que todavía nos queda, pero necesitamos
asistencia. Esta triste realidad es la que viven la mayoría de los mbya guaraní
de Misiones”, afirma el escrito de la comunidad que termina con un pedido: “Compartan
por favor nuestro mensaje. No nos hagan invisibles”.
En el marco de Naciones Unidas (ONU) funciona el “Mecanismo de
Expertos sobre Derechos de los Pueblos indígenas (Mepdi)”, que brinda asesoría
especial al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Alertó que el
Covid-19 afectará a los pueblos indígenas “de manera desproporcionada” porque
“ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación ya crítica para muchos
pueblos indígenas, una situación en la que ya abundan las desigualdades y la
discriminación”.
El organismo de Naciones Unidas recordó que, antes de la crisis,
los pueblos indígenas ya carecían de acceso básico a la salud, al agua potable,
a una dieta suficiente y equilibrada, y a saneamiento básico. “Muchos pueblos
indígenas son invisibles en nuestras sociedades”, lamentó el Mepdi e instó a
los Estados a que “se comprometan firmemente a evitar la expulsión de los
pueblos indígenas de sus tierras”.
Sin electricidad y con maltratos policiales
En la meseta de Chubut, centro geográfico de la provincia, vive la
comunidad mapuche-tehuelche Chacay Oeste, a 30 kilómetros de la
localidad de Gan Gan. Desde hace veinte días no cuentan de energía eléctrica.
Por la cuarentena no se les permite buscar los repuestos para el motor que
brinda el servicio. En la misma región, las comunidades indígenas Laguna Fría y
El Escorial denuncian el cierre de caminos y que no se les permite el traslado
de insumos básicos. “La policía ha tenido una presencia muy fuerte pero
lamentablemente no solo para hacer cumplir la cuarentena, sino con más
atropellos y maltratos con los pobladores”, afirmó Angel Cayupil, que trabaja
con las comunidades. Y precisó el caso de la comunidad mapuche-tehuelche
Lagunita Salada, donde efectivos denunciaron a una abuela con sus dos nietos
por estar a tres cuadras de su casa.
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